La plaza de Talavera de la Reina volvió a vestirse de historia el pasado domingo con el regreso de Morante de la Puebla al coso de La Caprichosa, un escenario marcado por la memoria trágica de Joselito el Gallo, su torero de referencia y figura esencial de la historia.
Allí, donde cayó “el rey de los toreros” hace más de un siglo, se vivió una tarde cargada de emoción, simbolismo y aroma a época. El objetivo de Pablo Ramos capturó no solo el arte y la liturgia de la lidia, sino también el peso invisible de la historia que aún flota sobre el ruedo talaverano, en una jornada en la que pasado y presente volvieron a estrecharse la mano bajo la luz emocionada del toreo eterno.


































