La Corrida de la Prensa duró, exactamente, veinte minutos. Lo que tardó Morante en lidiar de forma magistral al primer toro de la tarde. Faena histórica -sin tópicos- que ni el presidente ni el asesor, esa figura decorativa al que sientan a su lado en el palco, supieron valorar. Después de esa decisión ridícula, se acabó el espectáculo. Porque Morante sacó del festejo al público, a Talavante y a Rufo, que no tuvieron su día. Mereció mejor trato, eso sí, una corrida de Garcigrande de presencia y hechuras irreprochables – a excepción del grandullón cuarto, que fue el único que no ofreció posibilidades.
Morante forma la mundial al primero. ¡Qué manera de torear!

Así, sin anestesia ni preámbulos, Morante le formó la mundial al primero. Bajo, musculado, tocadito arriba de pitones. Lo meció de salida a la verónica casi sin tocar, no ya sin perder pasos, sin enmendarse, por uno y otro pitón. Tremendo. Qué manera de torear Derribó el toro en varas, apretó para dentro en banderillas donde a Morante hasta le dio tiempo a salir a cuerpo limpio a hacer el quite a José María Amores. El inicio de faena, por bajo, fue soberano. De una suavidad exquisita. Fue el prólogo de una obra mayúscula. De toreo ceñido, enroscado, ejecutado además, en una baldosa. Sin perder pasos ni rectificar terreno. Por el izquierdo el toro vino más al paso, pero aún así le sopló una gran serie de naturales para volver a la derecha a concluir su obra. Que faenón! Después de un cierre colosal, la estocada preciso de tres descabellos y a pesar de la petición unánime de un público consciente de que había visto algo histórico, el presidente decidió hacer el ridículo. No quiso dar la vuelta al ruedo.
El enclasado segundo está medido de empuje y Talavante tampoco echa sal al guiso

Precioso el segundo. Bajo, con cuello, arremangado de pitones. Muy torero. Se empleó -y desgastó- en un largo puyazo y llegó a la muleta con nobleza y calidad pero algo carente de transmisión. Talavante tampoco echó sal al guiso. Aquello no trascendió.
Rufo no llega al tendido con el noble tercero

Bajo, largo y con cuello el tercero, que descuelga de salida y a pesar del castigo recibido en el caballo embistió con prontitud y calidad en la muleta, rebosándose. Rufo lo toreó templado, con la muleta siempre por delante, pero muy por fuera. Quizá por esa falta de reunión su faena no terminó de llegar al tendido.
Talavante abrevia con el quinto

Un dije el quinto, bajo, cornidelantero. Con cuello. Una pintura. Se lució Talavante con el capote pero después de empujar de bravo en el caballo el extremeño no terminó de verlo claro en la muleta donde el de Garcigrande pareció acometer con claridad y franqueza las veces que el extremeño le dejó la muleta en la cara.
Silencio para Rufo en el sexto

Grande y voluminoso el sexto. Humilló sin romper para delante en el capote, pero, luego de ser muy bien picado por José Antonio Barroso, llegó a la muleta noble y pronto, pero falto de celo. Tampoco lo buscó Rufo entre pase y pase. Y la faena no rompió
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de Las Ventas.Decimoséptima de la Feria de San Isidro 2025. Corrida de la Prensa. No hay billetes.
Seis toros de Garcigrande. Noble y de gran clase, especialmente por el pitón derecho el primero; noble y con calidad, pero de justa transmisión el segundo; noble, con clase y prontitud, el tercero; muy montado, frenado y sin celo el desagradable cuarto; empujó de bravo en el caballo el quinto; noble y pronto aunque falto de celo el sexto.
Morante de la Puebla, de corinto y oro: ovación tras aviso y división.
Alejandro Talavante, de verde esmeralda y oro: silencio y silencio.
Tomás Rufo, de coral y oro: silencio y silencio.