MADRID

Rufo pincha una oreja y Adrián enseña las garras con El Parralejo salida de punto


domingo 1 junio, 2025

Fernando Adrián y Tomás Rufo saludan ovaciones y Perera, impecable, se estrella con las circunstancias y el temperamento de El Parralejo

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Tomás Rufo saluda la ovación de Las Ventas © Luis Sánchez Olmedo

Un encierro de El Parralejo esperaba en los chiqueros de la primera plaza del mundo para una terna compuesta por Miguel Ángel Perera, Fernando Adrián y Tomás Rufo. A las siete en punto de la tarde daba comienzo la vigésima de abono, festejo que volvió a concitar el interés de un amplio número de aficionados.

La insistencia de Perera con el inválido primero no consigue fruto

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Perera se retira al callejón cariacontecido © Luis Sánchez Olmedo

El primero de El Parralejo era un tapón; bajo de alzada, aunque musculado y con remate, desde el inicio marcó su carencia de fuerza, pese a su bondad y su entrega, como demostró en el caballo. No quiso Perera exigir con el capote, y sólo Fernando Adrián firmó el quite, por gaoneras, viendo cómo se vencía a diestras al llegar al embroque. Tal vez por eso no lo brindó Miguel Ángel, que no le hizo un inicio en sí para no restarle muletazos, y se lo llevó al tercio sin prisa para aplicarle allí mucha suavidad y escasa exigencia para echarlo para adelante. Fue todo técnica, todo inteligencia, todo limpieza, pero la tremenda blandura del toro impidió que tomase vuelo la faena. Impecable hasta la estocada, que cayó un pelín desprendida, pero insuficiente para salir del silencio.

Un Fernando Adrián impecable se estrella contra la falta de fuelle del segundo

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Fernando Adrián recibió a su primero con un farol de rodillas © Luis Sánchez Olmedo

Con un farol de rodillas recibió Fernando Adrián al segundo mientras era protestado, de forma que el toreo largo y bien concebido del madrileño, lanceando genuflexo, fue haciendo que se olvidase la protesta. Sufrió, además, un momento de apuro al llevarlo al caballo, cuando le dejó el toro un pitonazo en la rodilla y cayó al suelo, afortunadamente sin consecuencias. Medido andovo con él Alberto Sandoval, antes de que le dejase un quite por chicuelinas Tomás Rufo, más entregado que brillante, al salir el toro por el suelo de la revolera. Fue estático el inicio, con un estatuario, una regiomontana, un desdén y uno de pecho, y ya desde allí consiguió que se fuera metiendo el tendido en la obra. Magnífica fue la lectura de Fernando de la condición del toro, porque tenía el secreto en enganchar en el momento preciso y no desfallecer en el ritmo. Sin embargo, eso hacía que se gastase un toro que tenía entrega, y cuando llegó el momento de la mano izquierda, ya no tenía fuelle. Por eso volvió a la diestra, donde seguía sin fuerza, pero tiraba de raza para repetir en las series, y aprovechaba Adrián para componerse, pasando siempre muy cerca la embestida del animal. En cuanto lo apretó de verdad, en una tanda con la mano derecha que llevaba marchamo de rotunda, el animal claudicó. Media estocada tendida bastó para que se fuera al suelo y ya no se levantó. Ovación.

Silenciuo para Tomás Rufo con un tercero que se le apagó entre las manos

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Tomás Rufo brinda uno de sus toros © Luis Sánchez Olmedo

El tercero, una pintura de hechuras, escondía una brasa en la mirada y en la expresión, y eso se notó en su comportamiento inicial, demasiado impetuoso para estirarse a la verónica para torear despacio. No fue duro el castigo en varas, pero sí interesante la pelea del toro, al que le dejó un gran par de banderillas Fernando Sánchez. Confirmó el toro en el inicio que gozaba de brío para repetir muy en corto, y muy en corto le exigió el inicio Tomás, por arriba, es verdad, pero obligando mucho en la repetición y dejando la serie larga de muletazos. Tal vez pudo acusarlo luego cuando necesitó el de Pepino que se viera una enemigo superior y lo que se encontró fue un animal muy lastrado por su carencia física. Media estocada fue lo que dejó Rufo en primera instancia, y lo que volvió a dejar dos veces más antes de descabellar. Silencio.

Perera despena a un descompuesto cuarto que le niega las opciones

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Miguel Ángel Perera © Luis Sánchez Olmedo

El cuarto no daba la impresión de gordura, pese a sus casi 600 kilos, pero no tuvo empleo en el capote de Miguel Ángel Perera y tampoco en el caballo que montaba Ángel Rivas. En el quite de Fernando Adrián, por chicuelinas, se ciñó tanto que terminó enganchando y tuvo que rematar el madrileño con una revolera. Le ganó el paso Perera con mucho temple en el inicio y le dio distancia luego para que respirase. Acudió pronto el animal, pero el viento hizo sus estragos en la muleta y había que volver a empezar muchas veces. Echó Miguel Ángel la mano abajo para someter y para evadirse del viento y allí respondió mejor el de El Parralejo, pero cfon un feo final, dejando un cabezazo a media altura. Muy informal, muy descompuesto el toro en sus ademanes, terminó por hacer que desistiera el extremeño. Un estocada desprendida y tendida bastó para pasaportar el toro. Silencio.

Fernando Adrián exhibe una irreprochable entrega con el temperamental y deslucido quinto

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Fernando Adrián observa la muerte del toro © Luis Sánchez Olmedo

El quinto fue protestado desde el tendido casi desde que salió, y sus ademanes bruscos y temperamentales no auguraron bondades en el animal. Toro de arranques y de arreones, así se fue a acometer al peto de Adrián Majada, en un tercio de varas que requirió de mucho oficio para completarlo, y lo hizo el picador con un duro castigo al bravucón. Y fue mejorado ligeramente la intención del animal, por lo que brindó al público, se echó de rodillas y se dedicó a pasarse el temperamento del toro por delante y por detrás con valor. Es verdad que comenzó sin limpieza y como si guera una reyerta, pero fue sacando el torero la raza que le faltaba a un animal muy irregular, muy complejo de predecir. Firme, valeroso y dispuesto, Fernando le plantó cara siempre, buscando la grieta que dejase el bicho para soplarle muletazos buenos, como los dos naturales con que le sorprendió. Formidable fue la estocada con que lo despenó Fernando, entrando con mucha decisión para que no hubiera nada que pudiera reprocharle nadie.

Tomás Rufo le apuesta a la transmisión del sexto pero no le dan los pañuelos para una oreja

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Tomás Rufo regresa al callejón tras la faena © Luis Sánchez Olmedo

El cierraplaza no quiso coger con calidad ninguna de las telas que le enseñaron, ni tuvo entrega después, cuando lo picó Espartaco. Se le arrancó con demasiada fuerza el animal a Sergio Blasco en banderillas, pero pudieron dejar dos pares brillantes tanto él como Fernando Sánchez. Y a los terrenos de sol se fue Tomás Rufo a arrodillarse para iniciar la faena, pero un despiste del toro con una banderilla pudo costarle muy caro al torero de Pepino, que se volvió a poner después, dejando clara su entrega. Mejor respondió el animal con el torero ya en pie, vertical en la compostura y desmayado en el concepto, arrancando los primeros olés. Apostó Tomás por el toro y le consintió, siempre muy quieto, convirtiendo en emoción la arrancada del basto sexto. Tuvo mérito el toreo mandón y muy por abajo con el que sometió Tomás, hasta que llegó una serie de mano derecha tan intensa y sin perder pasos ni peso que hizo que rompiese definitivamente el trasteo. Final hacia los adentros, muy torero en la concepción y en la ejecución, porque ya se le había entregado el toro a esas alturas, pero un pinchazo le restó peso a la estocada de premio con que lo mató después.

FICHA DEL FESTEJO

Domingo, 1 de junio de 2025. Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Vigésima de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. No hay billetes.

Toros de El Parralejo, bien presentados. Tan noble y entregado como flojo, el primero; de buen pitón derecho, con su fuelle escaso, el segundo; con brío inicial y poca duración el tercero; informal y descompuesto el cuarto; temperamental y violento el complejo quinto; con más fondo que clase, el sexto.

Miguel Ángel Perera, de gris perla y azabache: silencio y silencio.

Fernando Adrián, de purísima y oro: ovación y silencio.

Tomás Rufo, de corinto y oro: silencio y ovación.

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Fotogalería Madrid 1 6 2025