Manuel Escribano, tras el segundo toro de esta tarde en Madrid, señaló lo siguiente al micrófono de David Jaramillo en Telemadrid: “Era de buena condición, válido para cualquier plaza, pero para aquí le faltaba un pelín. Si le aliviabas, protestaba. Ha repuesto demasiado, y cuando le apretabas, se acababa. Ahí perdía emoción todo”. Así hemos narrado la lidia de este animal:
Largo de viga, fino de cabos, estrecho de sienes. Tocadito arriba de pitones. El segundo descolgó de salida hasta dar con el morro en la arena. Descabalgó a Juan Peña en su encuentro con el caballo que luego lo picó en lo alto, midiendo el castigo. Cubrió Escribano el segundo tercio con facultades, destacando el tercer par. En la muleta fue toro pronto, y cuando viajó enganchado y con sitio su viaje fue largo y humillado. No terminó de cogerle la distancia el torero sevillano, y por eso la faena se nutrió de muletazos sueltos en los que se vio la calidad del toro, pero sin que la obra terminara de cobrar cuerpo.