Joselito Adame, tras lidiar al quinto toro de Lagunajanda esta tarde en Madrid, señaló al micrófono de Telemadrid lo siguiente: “El toro se movía, pero necesitaba distancias cortas para poderlo por abajo”. Así hemos narrado esa lidia al quinto:
Largo, estrecho de sienes, con desarrollo de pitón el quinto, toro que empezó doliéndose en varas y acabó empujando en el último encuentro. Luego tuvo más movilidad que clase en la muleta y Adame, que se había lucido en un quite por chicuelinas y tafalleras, puso decisión, trató de ligar por el derecho en series de figura erguida con el toro embistiendo rebotado y luego vio como el animal se rebricaba por el lado zurdo. La obra no llegó al tendido y el mexicano rubricó su obra de buena estocada.