Hablar de la figura de Diego Ventura es hacerlo de una de las máximas referencias del rejoneo, un hombre que, gracias a su esfuerzo, consiguió abrirse camino en este difícil mundo del toreo a caballo. Ventura nació en Lisboa en 1982, pero se crio en La Puebla del Río, Sevilla, donde su entorno familiar y profesional lo encaminó desde muy joven hacia el mundo del caballo. Su padre, João Ventura, fue rejoneador y domador, además de trabajar estrechamente con la familia Peralta, una referencia en el mundo del rejoneo.
Desde su más tierna infancia, Diego Ventura tuvo un contacto constante con los caballos y el mundo del toro, lo que marcó de forma natural el inicio de su carrera. Más que una vocación, el rejoneo ha sido para él una herencia vivida con naturalidad. Desde muy pequeño, Diego estuvo inmerso en ese universo donde el caballo y el toro se funden en un mismo lenguaje. A los seis años ya montaba a caballo con soltura. A los nueve, toreaba becerras. A los dieciséis, tomaba la alternativa en Utiel, de manos de su propio padre. Así comenzaba una carrera que, con el tiempo, dejaría una huella profunda en la historia reciente del toreo a caballo.
Para Ventura, cada caballo que ha tenido la oportunidad de montar no es únicamente una herramienta para su día a día, sino un compañero de viaje, un amigo con el que solventar momentos duros y disfrutar de los buenos. Nombres como Nazarí, Milagro, Fino, Sueño, Pegaso, Lío, o, más recientemente, Guadalquivir, Campina, Nómada, Oro Negro o Bronce resuenan entre los aficionados con tanto peso como los de los toros lidiados. Caballos toreros y valientes, animales con temple y una doma que roza la perfección. Pero, sobre todo, caballos con alma, como diría él mismo.
Detrás del foco de las plazas hay un engranaje de trabajo silencioso que sostiene el día a día del rejoneador. Su equipo es compacto, eficaz y, sobre todo, leal. Desde su apoderado, Andrés Caballero, hasta su mozo de espadas, ayudas y mozos de cuadra, todos forman parte de una estructura casi familiar. Un equipo perfectamente engrasado que sabe lo que quiere el rejoneador simplemente con una mirada.
Son quienes velan por la salud de los caballos, quienes preparan el material, quienes acompañan cada entrenamiento, cada desplazamiento, cada tarde de triunfo o de exigencia. En este equipo, cada detalle cuenta. Por eso, cuando Ventura abre la puerta a incorporar un nuevo mozo de caballos, no busca solo a alguien con experiencia. Busca a alguien que entienda la dimensión emocional del trabajo, que respete a los caballos, que se integre en una cultura de respeto y entrega.
Recientemente, la cuenta de Instagram @infodiegoventura publicó un mensaje en el que se hacía un llamamiento a quienes quisieran sumarse a su equipo: “Se busca mozo de caballos para ampliar equipo”, se leía en la cuenta de prensa del rejoneador. En dicha publicación se recalcaban tres aspectos: saber trenzar caballos, experiencia en el sector y ser de la provincia de Sevilla o de la zona del Aljarafe. Un anuncio que, a buen seguro, habrá recibido un número importante de solicitudes, estando ahora en manos del propio rejoneador elegir a la persona que lo acompañe de aquí en adelante.
