Un entipado encierro, con el hierro de Conde de Mayalde, esperaba en chiqueros en la vigésimoquinta de abono de la Feria de San Isidro, con un cartel conformado por David Fandila ‘El Fandi’, Ismael Martín -que confirmaba alternativa- y Samuel Navalón, en su regreso a Madrid después de cortar una oreja en la pasada Feria de Otoño. Una corrida que prometía mucho y que se quedó en promesa, lo que no les ocurrió a los dos jóvenes que acompañaban a El Fandi en el cartel más raro de la feria. Uno -Navalón- por decisión, concepto y fe en que Las Ventas supiera valorar su fondo; el otro -Ismael Martín- por entrega, exposición y ganas de ocupar el sitio que no tardando mucho dejará en el escalafón su padrino. Ambos lucieron en Madrid. Mucho más de lo que permitió el encierro.
Impecable Ismael Martín con el descafeinado toro de su confirmación

El ‘Chorlito’ que hizo primero, muy entipado en lo que era el cruce con Contreras en esta casa, mostró muy buena condición en las telas, pero una acusada invalidez que hizo surgir el pañuelo verde en el palco. Corrió turno para que saliese el que iba a lidiarse en quinto lugar, un ‘Descreído’ que lucía una percha agresiva y un enfibrado tipo Domecq. A ese lo saludó Ismael con dos largas cambiadas en el tercio y un manojo de delantales bien abrochados con una media y una revolera, bien traídas ambas, al ir quedándose más corto el animal. Regateó el toro al llegar al penco y peleó de mentira, con más genio que bravura. El quite de oro le instrumentó el matador a la salida del caballo, con una escobina en la que se vio el escaso fuelle que contenía el animal. Por eso le vino muy bien la carrera para atrás con la que lo sacó El Fandi del caballo sin pegarle un solo capotazo. Mucha exposición tuvo el último par de un tercio de banderillas bien firmado por el charro. Tuvo un detallazo con Isidoro de Prado, su peón de confianza, al brindarle el toro de la ceremonia. Inteligente anduvo luego, al ejecutar un personalísimo toreo de suavidad por ambos pitones, con dos o tres pasos entre pases para afianzar el buen tranco del toro. Muy bien al aprovechar los viajes, dado que no podía fiar nada a la transmisión de un animal que no la tenía, y supo perder pasos sólo en los interludios, quedándose muy quieto para mimar la embestida al arrancar el de Mayalde. Pero esa falta de poder y de fuerza lastró un trasteo mucho más que digno. Una estocada hasta el pomo coronó una obra impecable por parte del confirmante.
La falta de fuelle y de transmisión del segundo deja sin opciones a El Fandi

El ‘Escultor’ que hizo segundo lució tan buena hechura que fue recibido con pitos por el sector más exigente de la plaza, pero mientras ya estaba haciendo surcos por la arena en las verónicas sueltas y fáciles del saludo de El Fandi. Empujó con las manos en la primera vara y aprovechó después David para dejar un quite por chicuelinas más espectaculares que comprometidas. Y volvió a empujar después, en un segundo puyazo mucho más medido. Muy templado anduvo Navalón para aprovechar su quite por gaoneras. Compartió los palos David con Ismael Martín, en un vibrante tercio muy bien recibido en los tendidos, con el toro sacando un tranco mucho más alegre, lo que provocó el brindis al público del granadino. Pero ya en el inicio, muy suave y perdiendo pasos para mantenerle la condición, mostró el animal que no aguantaría mucho más. Por eso le dio distancia Fandi, lo esperó mucho a que llegase, sin apretarlo nada, y le fue dejando series cortas, que no quebrantasen demasiado, pero fue inútil, dada la escasez del de Mayalde y la falta de transmisión de todo cuanto intentaba David. Y eso que hubo naturales muy estimables, finalizando ya la faena. Soberbia fue la estocada para concluir con el segundo acto.
La decisión de Samuel Navalón no encuentra fondo en el tercero para lograr el triunfo

Samuel Navalón se fue a poner de rodillas en la puerta de los chiqueros para que no quedase deuda alguna de su actitud, y calibró milimétricamente la pasada del de Mayalde, con el que ya se estiró a la verónica nada más levantarse, le dejó una chicuelina y hasta vivió un momento de apuro al arrollarlo el toro por no tener espacio para pasar, en un saludo vibrante y muy bien recibido por el tendido. Descolgó mucho el animal siempre, pero ya a la salida del primer puyazo mostró indicios de debilidad más que evidentes. Pero se echó de nuevo de rodillas en los medios el albaceteño, que le sopló cuatro y el de pecho con mucho temple antes de levantarse para rematar con dos de pecho. Y ya había conquistado al público. No era fácil acoplarse al pulso lento del toro, que necistaba muy poco para irse al suelo, pero logró pasajes de mucha import6ancia al natural, si bien hubo enganchones que deslucieron un poco el trasteo. Es normal, dada su bisoñez, pero no lo es tanto su facilidad para irse para adelante y su tremenda decisión, pese las adversidades. También para matar, por lo que dejó una estocada hasta las cintas -haciendo la suerte muy despacio- antes de escuchar una ovación.
El Fandi se entretiene en pegarle pases a un cuarto falto de transmisión

El burraco que hizo cuarto fue un tío; agresivo de pitones, amplio de caja, amenazante de expresión y protestón desde los primeros compases, al encontrarse con un Fandi que no pasó ningún apuro para bajarle un poco los humos. Quiso marcharse siempre en los primeros tercios, con la cara arriba y con menos entrega en el penco y en los trapos, por lo que pareció tener más fuerza que sus hermanos de camada. Sobrado en las facultades para enfrentarse al tercio de banderillas, no fue la reunión el fuerte de Fandi esta tarde, en un tercio muy desigual. La faena de muleta fue un compendio de la tauromaquia de David, que logró aprovechar las virtudes del animal -movilidad y obediencia- para construir una obra con cierto ritmo y con muchos muletazos, pero sin la profundidad ni la importancia que requiere una plaza como la de Madrid. La estocada fue horiible y el silencio valoró su labor.
La entrega y decisión de Ismael Martín se estrellan contra la mansedumbre del quinto

También Ismael Martín se fue a recibir al quinto a la puerta de chiqueros, y también ajustó muchísimo el momento de la reunión con el animal, que se le quiso ir después, cuando le soplaba chicuelinas de salida, y remataba el saludo con una media de rodillas que hizo corear al tendido. Desentendido de telas el animal, se partió contra el peto la punta del pitón izquierdo, pero no fue impedimento para que Samuel Navalón dejase un quite por chcicuelinas con el compás abierto, muy en el aire de José Tomás en su reaparición. También en este toro compartieron charro y garanadino tercio de banderillas, del que sobresalió el último par de Ismael, de gran exposición y reunión en la cara. Al público dirigió el brindis el de Cantalpino, para hincarse después de rodillas y pegarle un farol con la muleta, aunque tuvo que llegar a la puerta de chiqueros pegando derechazos de rodillas, detrás de la huída del animal. Decidido e inteligente para concederle el terreno al manso en favor de la duración, le quiso trazar muy despacio al natural, pero no había fondo en el de Mayalde para embestir ni una vez más. Se rajó, cerró la persiana y el salmantino se quedó sin más opción. Ni siquiera de matarlo, porque se echó el toro y ya no lo pudieron levantar. Hubo que apuntillarlo mientras el matador escuchaba palmas.
Meritorio Navalón para desplegar su tauromaquia con el deslucido sexto

Al cierraplaza también se fue a saludarlo Navalón a la puerta de chiqueros, y el castaño le regaló su brío y su temperamento, poniéndolo en un aprieto antes de que le pudiese dejar verónicas de mucha entrega. Cumplió en varas sin más el toro, que lucía un impresionante trapío, y humilló en el capote de Manuel Larios en banderillas. Tal vez por eso lo brindó al público Samuel, y también de rodillas comenzó su faena, con un farol y una serie de derechazos en el centro del ruedo. Ya entonces se fue parando el animal, que quiso embestir, pero carecía del fondo físico y de la clase para tomar la muleta tal como le proponía el toreo Navalón. Esa fue su principal virtud, porque lo quiso hacer todo bien; desde la colocación hasta el trazo y el vaciado, aunque no tuviera finales el castaño, ni entrega, ni empuje para que aquello llegase arriba. Todo ello lo tuvo el torero, que quiso aprovechar la tarde de Madrid enseñando que sabe torear y que no le falta el empuje. Derrochó tanto valor que hasta se puso él sólo la zancadilla con el pitón del animal en las bernadinas con las que concluyó el trasteo. Pero lo pinchó antes de la estocada hasta los gavilanes, lo que sólo le dio opción a saludar una muy merecida ovación de Madrid.
FICHA DEL FESTEJO
Viernes, 6 de junio de 2025. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Vigésimoquinta de la Feria de San Isidro. Corrida de toros.
Toros de Conde de Mayalde, entipados y con cuajo. Devuelto el primero por inválido; carente de poder y de fuelle el noble primero bis; de gran calidad sin fuerza el segundo; enclasado el feble tercero; de movilidad y cara natural el burraco cuarto; manso y de escaso fondo el deslucido quinto; obediente sin clase el castaño sexto.
El Fandi, de azafata y oro: silencio y silencio.
Ismael Martín, que confirma alternativa, de blanco y oro: ovación y palmas.
Samuél Navalón, de fucsia y oro: ovación y ovación tras aviso.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
