LA CRÓNICA DE MADRID

La Movida del 25


domingo 15 junio, 2025

Faena grande de Borja Jiménez al bravo "Milhijas", premiado con la vuelta al ruedo. Buena y variada corrida de Victorino a la que también cortó una oreja Emilio de Justo

Puerta Grande de Borja Jiménez y Victorino

Quizá sea pronto para hacer juicios de valor, pero déjenme ser optimista. Hay movida. Cuarenta años después. La apuesta de Ayuso por emitir la feria en abierto, el auge de las redes sociales, la promoción llevada a cabo por el servicio de comunicación de la empresa… esto se mueve y esto interesa. Ya nadie puede negarlo. Ni esconderlo. Ahí están los datos y las audiencias. Y una semana después de “lo de Morante”, se volvió a repetir el mismo final, con la chavalería inundando el ruedo para sacar en hombros a Borja Jiménez… y a Victorino, que quizá sea el hilo conductor entre aquel movimiento ochentero que tuvo como estandarte a Antoñete, y el que parece florecer ahora al socaire del genio de La Puebla.

En aquellos ochenta, más lejanos en el tiempo que en la memoria, Victorino se hizo el amo de Las Ventas en un mes de junio histórico en el que ensambló en apenas unos días la Corrida del Siglo con el indulto de Belador. Hoy, el hijo del “paleto” más famoso que ha dado este arte, fue igualmente izado en hombros al término de una corrida de gran nota. De azulejo en arrastre si se lidia una semana antes. Porque todos los toros, en mayor o menor medida, dieron opciones. Y porque acabó en tono mayor con un quinto toro de excelente son y un sexto con un pitón izquierdo de cortijo.

Tuvo el encierro procedente de Las Tiesas una presencia impecable. Quitando el cuarto, más basto, todos respondieron a la fisonomía del encaste albaserrada, a pesar de su desigualdad de caras y disparidad de romana. Y a pesar de que a la corrida se la lidió regular y se la picó mucho y mal, alcanzaron a enseñar una amplia gama de matices en sus acometidas.

El que abrió plaza, por ejemplo, alto y estrecho, fino y fibroso, muy serio, con mucha arboladura, embistió con ritmo y humillación por el pitón izquierdo. Por ahí llegaron los mejores momentos de la faena de Ureña, dos series al natural, dejándole la muleta en la cara y tirando de la embestida, que tuvieron templado pulso y fino trazo. Pero ni antes ni después el acople y el acabado fue el mismo. Sin perfil el cuarto. Más lleno y más largo. Más basto y más feo también. Fue toro que pasó sin acabar de humillar. Noble y pacífico, pero sin transmisión. Ureña le dio muchos pases, algunos incluso de buena factura, pero le faltó vender la mercancía.

El segundo se definió ya de salida. De asaltillada estampa, fino de cabos, casi cornipaso. Acometió bravo y con celo de salida, humillando hasta rebozarse el hocico de arena. Ágil y pronto, lo pidió todo por abajo y obligó a Emilio de Justo a perder pasos continuamente porque se quiso comer el trapo. No terminó de estar cómodo el extremeño, que se enfibró más en la última serie, por el pitón derecho.

Recibió una fuerte ovación el toro en el arrastre, igual que el quinto, amplio y paliabierto. Largo. Fino y degollado. Toro importante, por su profundidad, porque la empujó por derecho, porque tuvo ritmo y dentro de su encastada condición, no fue tan exigente. Emilio hizo un esfuerzo en series muy ligadas, mejor las del pitón derecho, en las que el corazón siempre fue por delante. Fue esa actitud lo que motivó al público a pedir la oreja después de una gran estocada. Atacando en corto, y en rectitud. De las mejores del mes de toros en Las Ventas.

Pero lo mejor vino al final. Pudo estar mejor Borja Jiménez con el tercero, largo y fino, degollado de papada, de pitón vuelto, con mucha leña también. Animal pronto, para no dudarlo y llevarlo muy por abajo. Pero el de Espartinas se superó en el sexto con una faena soberana. Más reunido de cara, enseñando las palas, pero con viga y cuerpo. Descolgó ya de salida, se percató Borja de las cualidades del cárdeno, y tras un breve tirón para situarse entre las dos rayas, se puso a torear directamente con la zurda.

Rugió la plaza tras ver torear de repente de manera tan auténtica. Tan largo el trazo y tan roto el torero. Todo muy por abajo, muy sometido. De una gran intensidad. Faena de apuesta, como toda su temporada. Como toda su carrera. Descrita casi exclusivamente al natural. Nada le sobró ni le faltó. Precioso el cierre con la pierna flexionada. Se perfiló lejos pero agarró la estocada. Cayó “Milhijas”, cayeron las dos orejas y la vuelta al ruedo para el de Victorino.

La vuelta al ruedo en hombros fue un apoteósico deja vù de hace siete días. Y también, en cierto modo, un revival de los ochenta. En otro contexto sociocultural y con otras circunstancias políticas y económicas. También con otros protagonistas. En el ruedo y en los tendidos. Pero con similar pasión a la de aquellos años en los que uno se hizo aficionado. ¿Demasiado optimista? Permítanme seguir soñando.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las VentasCorrida In Memoriam. Festejo fuera de abono.

Toros de Victorino Martín. De dispares hechuras pero, salvo el cuarto, más basto, muy reconocibles en su tipo y en su encaste. De juego interesante. En mayor o menor medida, todos dieron opciones. De extraordinaria bravura y clase el sexto, «Milhijas», premiado con la vuelta al ruedo

Paco Ureña, de rosa palo y oro: Ovación y silencio

Emilio de Justo, blanco y oro: Palmas y oreja

Borja Jiménez, de visón y plata: Silencio y dos orejas tras aviso

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