La vacada extremeña de Victorino Martín es, por derecho propio, una de las más emblemáticas y respetadas de la historia del toreo. Con más de medio siglo de éxitos a sus espaldas, ha dejado una huella imborrable en plazas a ambos lados del Atlántico, pero especialmente en las dos catedrales del toreo: Madrid y Sevilla. No es casualidad que se trate de la única ganadería que ha logrado el indulto de un toro en ambos cosos: Velador, en Las Ventas (Ortega Cano, 1982), y Cobradiezmos, en la Real Maestranza (Manuel Escribano, 2016).
El legado que hoy sostiene Victorino Martín hijo es una herencia de enorme peso y significado. Desde que tomó las riendas de la ganadería, años antes del fallecimiento de su padre en 2017, ha sabido no solo mantener el nivel de exigencia, sino también renovar y adaptar el hierro a los nuevos tiempos, sin perder la esencia que lo colocó en un lugar de vanguardia dentro del mundo del toro.

La corrida lidiada el pasado domingo en Las Ventas, bajo el título In Memoriam, fue mucho más que una fecha del calendario taurino: fue un homenaje íntimo y profundo a la memoria de Victorino Martín Andrés, un criador de bravo irrepetible cuya filosofía sigue guiando cada paso de esta casa. Un ganadero que salvó del matadero a una vacada en tiempos bajos, que compró por intuición y por afición, y que —con el paso de los años— llevó hasta la cima del toreo.
Esa fidelidad al legado se manifiesta también en la forma en que la ganadería abre sus puertas a la afición. La finca de Las Tiesas de Santa María, en Cáceres, se ha convertido en un santuario para el amante del toro bravo. Allí no solo pastan los míticos “victorinos”, sino que también se erige un museo donde se exhiben trofeos, premios y recuerdos de una historia ganadera sin igual. Será en ese museo donde acabará la cabeza de Milhijas, testimonio de una tarde memorable que quedará grabada tanto en la memoria de la familia como en la historia viva de la tauromaquia.
Victorino, sobre la cabeza del toro: «Es el día de mi padre, así que, por su memoria y por todo, irá para casa»

El pasado domingo 15 de junio, Victorino Martín y Borja Jiménez acudieron al programa El Séptimo Toro, de Radio Intereconomía, para hablar de una tarde que ya ha pasado a los anales de la historia: una corrida de toros exigente, nada fácil para una terna compuesta por Paco Ureña, Emilio de Justo y el citado espada aljarafeño. En esa charla, el criador de bravo afincado en tierras extremeñas desveló el lugar a donde irá a parar la cabeza de este extraordinario Milhijas, premiado con el pañuelo azul en la primera plaza del mundo.
- PREGUNTA. Victorino, ¿entra este toro en el pódium de los ejemplares lidiados en esta plaza?
RESPUESTA. Sí, totalmente. Eso que no te quepa duda. De hecho, fíjate que, cuando terminó el tercio de varas, llamé al taxidermista para mandarle la cabeza.
- P. Oye, te lo ha mangado, Borja.
R. Se la he pedido, pero es imposible. Victorino no cede.
R. No puede, no puede. Esta cabeza tiene que estar en el museo. Y, además, es el día de mi padre, así que, por su memoria y por todo, irá para casa —comentó finalmente, en tono cariñoso, el ganadero afincado en tierras cacereñas—.