Con la plaza prácticamente llena hasta la bandera y un ambiente de auténtica feria, se celebró en Cutervo una intensa novillada picada que reunió a Joaquín Caro y Jesús Rojas en un mano a mano lleno de entrega, juventud y esencia peruana. El encierro lo compusieron tres ejemplares de la ganadería de Roca Rey y uno de San Marcos, todos con buen juego en general.
Una tarde redonda con los tendidos llenos gracias a la buena organización del empresario Tito Fernández
Joaquín Caro fue el encargado de romper plaza. El joven novillero saludó junto a su compañero tras el paseíllo, arrancando los primeros aplausos del tendido. Brindó su faena a su madre, que lo acompañaba desde las gradas. Su oponente, del hierro de San Marcos, destacó por su presentación y nobleza, especialmente por el pitón izquierdo. Caro fue breve en los primeros tercios, pero ya con la muleta se hizo dueño del ruedo, sacando al astado con suavidad hacia los medios y despertando la música con su toreo templado y elegante. Culminó con manoletinas muy ajustadas y un pase de pecho rotundo. Estocada efectiva y primera oreja en su esportón.
En segundo lugar, Jesús Rojas puso la plaza en pie con un recibo de rodillas a portagayola, hilando una larga cambiada de mucho riesgo. Toreó con un capote perteneciente a Roca Rey, un guiño lleno de significado. Su novillo, también del hierro del ídolo nacional, tuvo nobleza y transmisión, sobre todo por el lado derecho. Brindó a su padre y a su hermano, que además es su picador. Rojas planteó una faena con actitud, disposición y un evidente deseo de agradar. Cerró con manoletinas ceñidas y rubricó con una estocada entera. El público, agradecido, le premió con una oreja.
Volvió Caro para enfrentarse al tercero de la tarde, otro novillo de Roca Rey, serio de presencia y con buenas condiciones. En la lidia mostró pasajes de torería. Sin embargo, en banderillas fue cogido de forma aparatosa durante el segundo par, lo que le rompió la taleguilla pero no el ánimo. Aunque el arranque de la faena de muleta no fue limpio, el madrileño supo rehacerse, pidió la música —como se estila en tierras peruanas— y toreó con profundidad por ambos pitones, destacando varias series por el izquierdo. Entró la espada, pero la petición no fue mayoritaria. Dio una vuelta al ruedo tras leve petición.
El cierre de la tarde fue para Jesús Rojas con el último novillo de Roca Rey, que salió distraído pero pronto fue reconducido por la cuadrilla y por el propio novillero. Brindó al empresario Tito Fernández. Con la muleta, Rojas cuajó los mejores momentos del festejo, ligando naturales y derechazos de gran profundidad que encendieron al público. El novillo respondía y el torero lo aprovechó con gran expresión. Sin embargo, la espada no estuvo de su lado: los tres avisos acabaron por borrar lo que pudo haber sido un gran final para su tarde.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cutervo. Primera de feria. Novillada picada. Lleno.
Novillos de Chacrasana.
- Joaquín Caro: oreja y vuelta al ruedo
- Jesús Rojas: oreja y silencio tras tres avisos
La jornada dejó sabor a futuro en Cutervo, con dos novilleros que mostraron ambición, entrega y pasajes de torería ante una afición que no escatimó en emoción. Una tarde con alma que confirma que la tradición taurina en el Perú sigue viva y vibrante.