Soso el segundo de Fuente Ymbro, un animal que se topó con el poder de Daniel Luque. Y desde el capote, ante esa falta de transmisión, el sevillano se impuso con toques precisos, trazo puro y limpieza en las series para llegar arriba a pesar de la falta de entrega del de Gallardo. Fue ovacionado al esfuerzo el torero.

Daniel Luque firmó una faena de gran poso, firmeza y contenido ante el quinto de la tarde, un toro con virtudes pero con el defecto de la mansedumbre al que supo entender desde el principio. El sevillano cuajó una obra importante por ambos pitones, conjugando el poder con la estética, y dejando muletazos de gran calado en una faena muy medida y templada. Pese a la calidad de lo realizado, un pinchazo previo a la estocada privó al torero del doble trofeo, quedando el premio en una oreja que reconoció el peso artístico de su actuación frente al ejemplar de Fuente Ymbro.
