PAMPLONA

¿Por qué no lidia Victorino Martín en Pamplona?


viernes 11 julio, 2025

18 años se cumplen este mes de julio desde la última presencia del hierro de la A Coronada en la Feria del Toro

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Un toro de Victorino Martín, el pasado San Isidro. © Plaza 1

Quedan pocos días para el arranque una nueva edición de la Feria del Toro de Pamplona, y la ciudad —como suele ser habitual— ya empieza a respirar ese ambiente inconfundible que solo se da una vez al año: calles engalanadas, conversaciones en bares que giran en torno al toro, y una expectación creciente por conocer cada detalle del abono preparado por la Casa de Misericordia, pese a la intención de un ayuntamiento abiertamente antitaurino que busca sin descanso los resortes para eliminar la figura del toro —véase el spot emitido recientemente—, elemento indispensable de la fiesta.

Como siempre, el elenco ganadero es amplio y variado, con nombres de prestigio que aseguran emoción tanto en las calles como, posteriormente, en el ruedo. Sin embargo, entre tantos hierros anunciados, vuelve a destacar —por su ausencia— un nombre que lleva años fuera del cartel: Victorino Martín. Vacada de enorme importancia dentro del circuito que acude anualmente a las ferias más relevantes de España y Francia, aunque no se encuentre entre ellas, desde hace tiempo, la Feria del Toro de Pamplona.

Con la edición de 2025, ya van 18 temporadas consecutivas sin que la legendaria ganadería de la A Coronada se anuncie en un abono de tanta relevancia a nivel mundial. Un vacío que empieza a pesar, especialmente para quienes reconocen el papel que esta divisa ha tenido en la historia reciente de la tauromaquia. Porque sí, ya han pasado dos décadas desde aquel 14 de julio de 2005 en que los toros de Victorino debutaron en Pamplona, en una tarde donde Pepín Liria, Luis Miguel Encabo y Manuel Jesús «El Cid» supieron estar a la altura de una ganadería de enorme exigencia.

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Un toro de Victorino de frente. © Stéphan Guin

Ese fue el comienzo de una breve pero intensa relación entre Victorino y Pamplona, que continuó en 2006 y 2007. Dos tardes con peso propio, especialmente la de 2006, cuando Antonio Ferrera cuajó a Hebijón, un animal de gran exigencia que puso a prueba al diestro afincado desde niño en Badajoz. La entrega del matador, que fue cogido en varias ocasiones, y la bravura del astado le valieron a este último una merecida vuelta al ruedo, y a Ferrera, los máximos trofeos del cárdeno. Una de esas faenas que todo buen aficionado recuerda por su verdad e intensidad.

Desde entonces, ni Victorino Martín ni sus animales han vuelto a aparecer por Pamplona, a pesar de seguir estando entre las ganaderías más cotizadas y reconocidas del campo bravo. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué una ganadería de tal calibre no encuentra sitio en una feria que presume de variedad y personalidad ganadera? La respuesta, aunque incómoda, es sencilla: la MECA optó por la divisa de José Escolar —del mismo encaste, pero de menor caché, obteniendo este hierro el premio Carriquiri allá por 2015 gracias a la bravura de Costurero.

Un hierro que no levantaba excesivas complicaciones a la hora de cerrar los carteles. Se trata, en cierto modo, de una cuestión de equilibrio y de gestión, algo que tiene muy en cuenta la MECA. Una vacada cuya sola mención causaba pavor a profesionales y aficionados, una ganadería con un sello muy particular, que ha sabido hacerse un hueco sin levantar demasiado ruido. Esto no quiere decir que Escolar no tenga méritos propios. Al contrario: ha ofrecido tardes importantes en Pamplona, y sus toros han sabido cumplir con el papel que exige una feria tan expuesta como esta.

Pero no es menos cierto que el nombre de Victorino Martín —por historia, por regularidad en otras plazas de máxima exigencia como Madrid, Bilbao o Sevilla, y por lo que representa— podría y, quizás, debería tener hueco en el abono pamplonés, abriendo la posibilidad de que este encaste esté presente en dos tardes del ciclo. Más aún cuando uno repasa los nombres que sí estarán este año: un grupo de ganaderías que, aunque mantiene la línea continuista del abono, no deja de abrir interrogantes sobre la ausencia de una de las divisas más reconocibles —por el aficionado y el no aficionado— de la cabaña brava.

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Un serio toro de Victorino Martín en «Las Tiesas». © Stéphan Guin