En la jornada que puso punto final a la feria taurina, con la plaza abarrotada y el cielo amenazante, se lidiaron toros de Campo Nuevo para un cartel compuesto por Morenito de Aranda, Fernando Adrián – quien sustituyó a David Galván –, y el peruano Joaquín Galdós. El encierro, bien presentado pero con comportamiento desigual, exigió oficio y claridad de ideas a sus lidiadores, que respondieron con voluntad y entrega.
Morenito de Aranda, en su despedida de la feria, abrió la tarde con un ejemplar complicado desde el inicio: reservón y con escasa colaboración. El diestro castellano intentó corregir sus defectos con una labor seria en la brega. En la faena de muleta mostró pasajes de calidad, aunque sin continuidad por la condición del toro. Una estocada algo trasera cerró su actuación. Silencio.
Su segundo enemigo tuvo mayor movilidad. Morenito lo saludó con dos verónicas templadas que despertaron el interés del público. El toro, sin ser fácil, ofreció algunas embestidas válidas que el torero supo aprovechar para hilvanar tandas limpias y sentidas. Se volcó con sinceridad en la faena y la estocada entera fue decisiva. Oreja con sabor a torero curtido.
Fernando Adrián, que tomó el lugar de Galván, se topó en su primer turno con un toro sin celo ni transmisión. Intentó lucirse con el capote, pero pronto quedó evidenciado que el astado no iba a permitir mucho. Abrevió con inteligencia tras una breve faena sin opción. Silencio.
El segundo de su lote salió con mayor chispa, y Fernando lo recibió con verónicas de buen pulso. En banderillas se vivieron momentos de emoción. Ya con la muleta, estructuró una faena sólida y creciente, comenzando con pases por la espalda en los medios, para luego ligar por ambos pitones con limpieza. Las manoletinas finales cerraron con intensidad una actuación completa. Estocada certera y oreja con fuerza.
Joaquín Galdós vivió un inicio prometedor. Su primer toro fue ganando ritmo y entrega a medida que avanzaba la faena. El limeño, firme y sereno, lo entendió perfectamente, cuajando una labor con torería, pureza y verdad. Los naturales fueron hondos y sentidos. La estocada fulminante le valió una oreja de peso, que bien pudieron ser dos. Faena premiada, además, como la mejor de la feria.
Con su segundo toro, Galdós no tuvo opciones. El animal nunca se entregó, y pese a sus intentos, la faena no pudo tomar vuelo. Se retiró con dignidad. Silencio.
CUTERVO. PERÚ.
Última de Feria. Toros de Campo Nuevo.
Morenito de Aranda: silencio y oreja
Joaquín Galdós: oreja y silencio
Fernando Adrián: silencio y oreja