Villaseca de la Sagra celebra este año el 25 aniversario del Alfarero de Oro, su prestigiosa feria de novilladas con picadores, convertida ya en un referente nacional. Ocho festejos, diversidad de encastes, apuesta por los jóvenes y fidelidad al abonado marcan esta edición especial. Hablamos con su alcalde, Jesús Hijosa, impulsor y defensor incansable de la tauromaquia de futuro y seria.
— Veinticinco años de Alfarero de Oro. ¿Qué siente al mirar atrás?
— Creo que el trabajo de estos 25 años se va viendo reflejado cada vez más en los carteles y en la propia feria. Villaseca se ha colocado a la cabeza de las novilladas, y eso es un orgullo para un pueblo de apenas 2.000 habitantes. Que seamos el referente para tantos novilleros, ganaderos y aficionados es algo de lo que sentirse profundamente orgulloso.
— ¿Cuál diría que ha sido la clave para consolidar este proyecto?
— El rigor y el trabajo serio. Nada ha sido fruto de la casualidad. Ha sido el esfuerzo constante y la fidelidad a una forma de hacer las cosas. De cara al aficionado, siempre hemos intentado mejorar, escuchar y ofrecer calidad. Esa constancia es la que nos ha traído hasta aquí.
— ¿Qué destacaría sobre los carteles de este año para conmemorar ese 25 aniversario?
— Hemos querido tener un gesto con el abonado, que es quien nos ha sostenido todo este tiempo. Por eso, la novillada del aniversario será prácticamente gratuita para quienes compren el abono completo. Es una manera de premiar esa fidelidad de tantos años. También hemos creado un tendido joven, con precios especiales para chavales de entre 15 y 25 años. Queremos que la gente joven venga a Villaseca, que se acerque al toreo y se sienta parte de esta feria.
— Uno de los sellos de Villaseca es la variedad ganadera.
— Por supuesto. La diversidad de encastes es una seña de identidad de nuestra feria. La riqueza del toro está en su variedad y eso es algo que defendemos desde siempre. Es parte del interés de venir a Villaseca: cada tarde es distinta, cada ganadería tiene su personalidad.
— ¿Alguna anécdota que guarde con especial cariño de estos 25 años?
— Recuerdo una tarde muy especial con Roca Rey, cuando vino como novillero. Le faltaban un par de tandas para redondear su actuación, y escuché a José Antonio Carretero, que estaba de subalterno, decirle que se aliviara, que ya estaba hecho. Él se paró, miró al callejón y le contestó que si se aliviaba, no era Roca Rey. Imagínate la ilusión con la que vienen los chavales. Lo han dicho muchos de los que hoy son figuras: triunfar en Villaseca marca y tiene repercusión.
— ¿Qué siente al ver a tantos toreros que pasaron por su feria llegar a lo más alto?
— Siento que algo estamos haciendo bien. Que Villaseca sea parte del camino de los que luego son figuras, como ha pasado tantas veces, nos emociona. Y nos compromete aún más a mantener ese nivel y esa exigencia.