REDES SOCIALES

La imagen de la vergüenza: un mozo hace peligrar su vida y la de cientos de corredores con un hecho deleznable en el encierro de Jandilla


viernes 11 julio, 2025

Se trata de un problema creciente que las autoridades deben atajar con la mayor celeridad posible, antes de que se produzca una tragedia.

Mozo Graba
El toro de Jandilla entrando a la plaza y, a la izquierda, el joven grabando. © Luis Sánchez Olmedo

Con la llegada de las fiestas en honor a San Fermín y los encierros matinales que se llevan a cabo en la capital navarra, una nueva tendencia se está colando entre los corredores, una que nada tiene que ver con la tradición y sí mucho con el ansia de protagonismo de unos cuantos: grabar los encierros con el teléfono móvil. Esta moda, nacida en redes sociales como TikTok, está ganando adeptos entre los turistas que, más pendientes de obtener contenido viral que de su propia seguridad, se lanzan al recorrido con el móvil en la mano, incluso activando la cámara frontal mientras corren.

Las consecuencias de esta conducta pueden ser tan virales como trágicas; de ahí que no se trate solo de una acción temeraria, sino también ilegal. Las normas municipales del encierro, amparadas por la Ley Foral del Gobierno de Navarra, recogen sanciones para este tipo de comportamientos, clasificándolos como infracciones graves. Hacer vídeos o sacar fotografías durante el encierro, además de irresponsable, puede acarrear multas de entre 601 y 6.000 euros. Y si el infractor insiste o reincide, la sanción puede agravarse aún más, llegando hasta los 60.000 euros.

Con estas sanciones, las autoridades no solo buscan proteger la integridad de los corredores, sino también preservar el espíritu y la seguridad del encierro. Como es de sobra conocido por todos aquellos que acuden cada mañana a disfrutar del evento, tanto la Policía Local como la Foral están atentas a cualquier persona que no respete las normas, sacándola de forma inmediata de un recorrido que se abre parcialmente antes del encierro para evitar que se cuelen individuos que no están en condiciones de correr.

La obsesión por inmortalizar cada instante ha convertido el encierro en una pasarela de móviles y otros dispositivos de grabación. Durante los encierros de este año, se han registrado nuevas acciones alarmantes que han preocupado sobremanera a los agentes de la autoridad: corredores con el móvil en modo selfi a escasos metros de los toros, o incluso personas tumbadas en el suelo para captar el momento exacto de la entrada a la plaza. Uno de estos casos se vivió esta misma mañana, cuando un turista permanecía acurrucado en el callejón, grabando a los toros de Jandilla, completamente ajeno al riesgo de quedar atrapado bajo la manada o de ser corneado de gravedad por alguno de los astados.

Esta deriva está generando un debate sobre cómo las redes sociales están alterando el comportamiento en los espacios públicos. El encierro, que tradicionalmente exige concentración, respeto y reflejos, se convierte ahora en un plató improvisado. El problema es que, mientras unos juegan a ser influencers, otros pagan las consecuencias: un resbalón, una distracción o una caída provocada por uno de estos imprudentes puede tener consecuencias graves para corredores experimentados.

Las autoridades advierten que seguirán endureciendo el control durante los encierros, y recuerdan que la seguridad colectiva no puede sacrificarse por unos segundos de vídeo. El encierro no es un espectáculo para grabar desde dentro, sino una tradición que exige responsabilidad. Si la moda de grabarlo todo delante del toro no se frena, el próximo vídeo viral podría terminar con una tragedia.

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