Cerró feria una miurada alejada del tipo de toro de esta vacada y también del trapío del que presume esta plaza. Un encierro además sin un miligramo en su comportamiento de la leyenda que dio fama a este hierro. Reses fundamentalmente descastadas y sin fondo, paradas y sin recorrido en su mayoría, tuvieron que tirar de artificio y recursos los espadas actuantes. Aplicó oficio Escribano, que tuvo el lote más pacífico, le echó ganas Castaño, que se llevó los dos más inservibles, mientras Colombo agudizó el ingenio para un año más volver a salir en hombros con esta ganadería, y de paso socorrer y tapar su concurso en un abono donde cada año menos argumentos para mantenerse
Templada labor de Escribano a un primer miura noble y de medido empuje

Alto de cruz el primero, zancudo, de gran alzada, agalgado y huesudo. Escribano lo saludó en chiqueros y luego exhibió buen juego de brazos a la verónica, incluso remató con media mirando al tendido. Midió al toro en el peto, jugueteó con él en un tercio de banderillas compartido con Colombo en el que el toro apretó para dentro y llevó a cabo una faena de muleta ligada y limpia, fundamentada en el pitón derecho, el mejor de un animal que a pesar de su nobleza y del temple en su embestida, fue acortando progresivamente su recorrido y pujanza. Después de una estocada trasera.
Esfuerzo de Damián Castaño frente a un segundo que se abstuvo de embestir

También muy despegado del suelo el segundo, al que Damián Castaño recibió igualmente en chiqueros. Zancudo y sin remate, lavado de cara, pese a su romana. Bien lidiado por Jarocho, después de recibir castigo escueto en el peto, el toro esperó en banderillas y llegó a la muleta muy frenado, sin terminar de pasar nunca, y acabó por ni siquiera responder a los cites, a pesar de que el salmantino acortó distancias, incluso de rodillas. Acabó con él de media en la yema.
Faena de recursos de Colombo frente a un tercero que se defendió sin pasar nunca: corta oreja

Más amplio, bizco del izquierdo el cárdenlo tercero. Voluminoso pero suelto de carnes. Sin armonía en sus hechuras. Lo saludó a pies juntos Colombo y remató con una larga cambiándose el capote de mano mirando al tendido. Se empleó en el peto, se dejó ganar la cara en banderillas, con el torero siempre buscando el guiño de las peñas, pero en la muleta en cambio no tuvo un pase. Parado, sin pasar nunca y queriéndose quitar el trapo de la cara, Colombo aplicó recursos de tauromaquia antigua, toreo en movimiento y sobre las piernas, único recurso lícito para este tipo de astados. Metió la mano con su facilidad y contundencia habitual y cortó una oreja.
Ovación para Escribano, muy inteligente con un cuarto que se lo puso muy difícil en banderillas

Volvió a chiqueros Escribano para dar la bienvenida al cuarto, un cárdeno, que se ajustaba más al patrón zootécnico de esta vacada. Se vino al paso en el capote y, bien picado por Juan Peña cumplió el toro en el peto. Muy difícil de banderillas, apretando para dentro, esperando y arreando cuando te veía cerca. Se las hizo pasar canutas a un torero tan experimentado como Escribano. Luego, sorpresivamente, resultó más pacífico en la muleta y hasta tuvo cierto son en los primeros compases sobre la derecha. Le dio sitio Escribano, que lo pasó con buen aire en esas primeras series aprovechando la inercia, hasta que el animal se consumió.
Ovación para Damián Castaño con el feble quinto

Más bajo el quinto, pero muy amplio de sienes. Hasta tres largas cambiados le tiró Damián Castaño de salida, antes de ver que el toro, que protestó en el caballo, llegó blando y feble al último tercio. Le dio sitio el salmantino ante la imposibilidad de apretarlo y como la embestida del animal era dócil pero carecía de emoción, se prodigó en desplantes para conectar con unas peñas que también apuran sus últimas horas de jarana. El público le reconoció el esfuerzo.
Colombo, oreja con petición de la segunda al sexto
Zancudo y amplió el que cerraba feria, que siguió el capote con cierto son de salida. Se dejó pegar en el peto, Colombo le hizo un quite por lopecinas antes de compartir con Escribano un tercio de banderillas en el que brilló con el par de la moviola y el del violín. Sin humillar el toro en el último tercio, le dejó la muleta a su altura y trató de relajar la figura mientas el público hacía la ola. Se paró pronto el animal y entonces Colombo volvió a sacar conejos de la chistera en forma de molinetes en cadena de rodillas y un variado surtido de desplantes. Volvió a asar al toro con su facilidad habitual y con la masa en éxtasis, se hizo con la última Puerta Grande de la feria, tercera consecutiva en Pamplona con toros de esta divisa. Incluso le pidieron el segundo trofeo de modo unánime, pero el presidente se mantuvo en su sitio
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Pamplona. Última de la Feria del Toro. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Miura. Noble y con temple un primero que pronto acortó el recorrido; muy frenado y sin recorrido el segundo; se defendió sin pasar nunca el tercero; muy complicado en banderillas el cuarto, luego más pacífico en la muleta; dócil y blando el desrazado quinto; se paró pronto un sexto que nunca humilló.
Manuel Escribano, ovación tras aviso y ovación.
Damián Castaño, ovación y ovación.
Jesús Enrique Colombo, oreja y oreja con petición de la segunda
FOTOGALERÍA: MÉNDEZ
