Las Ventas se le ha resistido a lo largo de los días a Morante en cuanto a salidas a hombros se refiere, pero el genio sevillano ha dejado momentos inolvidables para la tauromaquia en la primera plaza del orbe taurino.
Su tarde más recordada en Madrid es, con diferencia, la del 21 de mayo del año 2009. Desde el recibo de salida, Morante de la Puebla formó un lío increíble con el capote al toro «Alboroto», de Juan Pedro Domecq. Si no paró el tiempo, estuvo muy cerca de hacerlo toreando a la verónica.
En los medios recitó el de La Puebla un manojo de verónicas impregnadas de suavidad, despaciosidad y torería que pusieron a toda la plaza en pie obligando al diestro a saludar una atronadora ovación al acabar el toreo de capa. Una de ellas por el pitón izquierdo parecía que no tenía fin. Antes había llevado el toro al caballo por chicuelinas de mano bajo rematadas con una media que fue cantada por toda la plaza.
Cuando recibió el trofeo, Morante no pudo aguantar más y se deshizo en lágrimas
En la faena de muleta, también dejó Morante el sello inconfundible de su toreo con toda la plaza a favor tras el monumental lío que había formado con el capote. El fallo a espadas lo privó de la puerta grande y tuvo que conformarse con pasear una oreja. Cuando recibió el trofeo, el hispalense no pudo aguantar más y se deshizo en lágrimas, las lágrimas de un torero feliz por la obra que acababa de firmar.