El balance del primer aniversario de la Peña Taurina Popular es «extremadamente positivo», según asegura su vicepresidente, Antonio Martínez Iniesta, quien resalta la labor desarrollada en la etapa inicial para potenciar la fiesta nacional, que es el primer objetivo de la organización: “No nos cansaremos de defender, proteger y fomentar la tauromaquia frente a los ataques de la izquierda taurófoba”.
Para Martínez Iniesta la existencia de la Peña es tanto más necesaria cuanto que se ha gestado en una etapa política caracterizada por el ataque sistemático al mundo del toro por parte del Gobierno central y por la desidia del Gobierno de Castilla-La Mancha, cuyo presidente, Emiliano García-Page, ha optado por “mirar para otro lado” en lugar de defender al sector.
En un contexto económico negativo, acentuado por la pandemia de coronavirus, y en un contexto sociológico también adverso, sustentado en el rechazo de la izquierda a la tauromaquia, la Peña se ha erigido como garante de la fiesta por su respaldo a los ganaderos, a los profesionales taurinos y a los trabajadores de un sector que genera empleo y riqueza.
Además de promover las ayudas públicas para el ámbito taurino, el vicepresidente destaca que la Peña ha entablado durante su primer año una batalla cultural a la izquierda con iniciativas como la inclusión de la historia de la tauromaquia en los libros de texto para que los alumnos conozcan la relevancia del toreo en la literatura, la pintura y la economía.
Entre los proyectos de la Peña, primera organización taurina de un partido político, destaca la elaboración de un proyecto para que el Parlamento Europeo respalde la tauromaquia, tanto como expresión cultural, proyectada desde España, de varios países miembros, como por su contribución al medioambiente al estar ligada al mantenimiento de las dehesas.
“Ha sido un total acierto la constitución de la Peña”, afirma Martínez Iniesta, quien remarca el compromiso con el sector del presidente del PP, Pablo Casado, como máximo representante de una formación que frente a la ideología disgregadora de la izquierda hace gala de la defensa de España con el apoyo a un acervo cultural que tiene como punta de lanza a la tauromaquia.