Javier Castaño (1980) es todo un auténtico experto en sobreponerse a las adversidades tanto en el plano profesional como en el personal. El diestro leonés, aunque afincado en Salamanca, no sólo ha demostrado ser un auténtico luchador cosechando triunfos en corridas con los hierros más duros del campo bravo, sino que también consiguió dejar atrás al toro más complicado de su carrera, el cáncer, la enfermedad más temible de todas. Ahora, afronta la temporada de su vigésimo aniversario de alternativa en medio de la más absoluta incertidumbre que siembra la pandemia día a día, pero sin parar de entrenar y sin perder el optimismo y la ilusión de poder volver a pisar las plazas en un año tan especial.
“La reaparición en Sevilla en 2016 tras la enfermedad ha sido la tarde más importante de mi carrera porque fue un volver a la vida”
Han pasado ya veinte años desde que un joven Javier Castaño tomara la alternativa. Fue en el año 2001 en la plaza de toros de San Sebastián con Enrique Ponce de padrino y “El Juli” de testigo. Tras dos décadas en las que ha estoqueado cerca de 400 corridas de toros, el torero leonés se encuentra en el momento de “mayor madurez profesional”. En una entrevista concedida a Cultoro para la sección “El Invierno más duro” reconoce que su “carrera ha tenido muchos altibajos que le han servido para curtirse como profesional” y confiesa que “la reaparición en Sevilla del año 2016 tras la enfermedad ha sido la tarde más importante de mi carrera porque fue un volver a la vida y un volver a empezar”.
Un aniversario de alternativa plagado de incertidumbre
«Me encantaría que fuera una temporada bonita y poder pisar plazas que son importantes para mí»
Ahora, pese a la incertidumbre que la pandemia siembra día a día, Castaño no pierde la ilusión de firmar una buena temporada para celebrar el veinte aniversario de su alternativa. “Me encantaría que fuera una temporada bonita y poder pisar plazas que son importantes para mí y otras en las que estoy por ver, pero ahora está todo en el aire. Mi apoderado está en conversaciones con empresas, todavía es pronto, pero esperemos que se vaya dando forma a la temporada” explica el matador leonés afincado en Salamanca.
Mientras llegan los contratos, Javier Castaño no deja de entrenar en el campo. “Lo que tengo que hacer es prepararme bien” señala. “Mi rutina es entrenar mucho físicamente, tengo mucha afición a la bicicleta y creo que eso es bueno. Además, toreo de salón con mi hermano Damián, y todo eso se compagina con el campo, aunque está viniendo un invierno muy duro en lo climatológico y eso dificulta las cosas”.
Un único festejo en 2020
El invierno de este año ha sido muy largo, pues Castaño sólo pudo anunciarse en una corrida de toros el pasado 2020. “Tenía ilusión en el pasado año porque comenzó con el acuerdo con mi nuevo apoderado, Jesús de Alba, pero nadie esperaba que el año iba a transcurrir así y sólo pude vestirme de luces una vez” expone el diestro. El escenario elegido fue la plaza de toros de La Torre De Esteban Hambrán (Toledo) con un encierro de El Cubo y Fuente Espino y con Gómez del Pilar y Jesús Enrique Colombo en el cartel. “Las sensaciones delante del toro fueron buenas, pinché, pero al primer toro pude firmarle unas grandes tandas de naturales. La tarde me sirvió para mí, para sentir el contacto con la gente y poder vestirme otra vez de luces”.
Javier Castaño reconoce que la de 2020 “ha sido la temporada de la incertidumbre, que a día de hoy todavía existe porque no sabemos cómo se va a desarrollar la temporada”. Además, el toreo tuvo que sufrir la discriminación de diferentes administraciones públicas y Castaño estuvo muy presente en las protestas y reivindicaciones con las que la fiesta se movilizó para defender a todos los profesionales. “Me hierve la sangre con los ataques de los políticos, pero también con la actitud de muchos taurinos que no nos defendemos. Si queremos que la temporada 2021 pueda tirar hacia delante tenemos que unirnos y poner todos de nuestra parte para que todo vuelva a su cauce” sentencia Castaño.