Un héroe en Bilbao. El 23 de agosto de 2001 Julián López “El Juli” escribía una de las páginas más emotivas de la historia del toreo. 24 horas antes, en el mismo ruedo, El Juli había reaparecido y triunfado cortando una oreja a cada toro de la ganadería de Victorino Martín, de la grave cornada sufrida en Málaga, la tercera de aquel año tan duro y a la vez tan exitoso del madrileño que por aquel entonces sólo contaba con 18 años de edad.
“Melonero”, de Torrealta, salió en quinto lugar y pronto se apreció su peligro. Cuando El Juli parecía que lo había metido en el canasto, el toro lanzó una cornada que alcanzó la cara del matador, abriéndole como un libro la zona superior de la boca y parte de la nariz. La sangre y el dolor que sufriría El Juli no le hizo retirarse del ruedo sino que incluso se impuso al toro en unos momentos que pasaron a la historia de la tauromaquia.
El Juli recogió las dos orejas de “Melonero” y se despidió de la plaza, que le ovacionó con una fuerza indescriptible, entrando en ese momento en el corazón de los bilbaínos, que le acogió desde entonces como uno de los toreros “consentidos” de Vistalegre.