Está siendo terrible, la dolorosa y parece que interminable esquela en el toreo. Porque se fue por fín el 2020 llevándose a tantos nombres apreciados y queridos, y esto no cesa.
El último fallecido en España, el mismo día de Navidad, el formidable amigo y empresario de San Sebastián de los Reyes, Felipe Herrero.
Apenas ha dado tiempo para que el Señor haya colocado ya al bueno de Felipe en su Reino, en alguna tarea que tenga que ver con la gestión de lo taurino en la patria celestial. Todavía aquí en la tierra no han callado los lamentos por él, cuando se estrena 2021 con otras noticias igualmente luctuosas.
Esta madrugada, en su Venezuela natal, ha dejado de existir el ganadero y empresario Hugo Domingo Molina; «Don Hugo», como le conocíamos en el mundillo taurino.
Empresario en su país de plazas tan importantes como la de San Cristóbal, de la que era propietario, y otras, entre ellas el Nuevo Circo de Caracas. No obstante, la tarea que más le ocupó con el toro fue la de ganadero, al frente de los hierros de Rancho Grande, El Prado y La Consolación, divisas preferidas por las figuras.
Fue don Hugo -así hay que proclamarlo en su adiós de este mundo- una notable referencia para los que le conocimos, por su amor a la familia y a la patria, proyectando asimismo como nadie los valores taurinos y de todo tipo de su entrañable Venezuela.
Y otra triste despedida: esta madrugada también ha fallecido doña Antonia Fernández, la madre del torero Pepín Liria.
Crió esta buena mujer a cinco hijos. Y ha sido enterrada en la tarde de hoy, sábado, en el cementerio parroquial de Cehegín, la localidad murciana donde residía.
Ella, como buena madre, supo bien en vida lo que es el sufrimiento y el gozo de tener un vástago torero, por tantas horas de angustía pidiendole al Señor por el hijo que se jugaba la vida en los ruedos……
Para todos, nuestra oración. Y a los familiares, las condolencias con un sentido abrazo. Descansen en paz.