ENTREVISTA

Corbelle: “Los banderilleros buenos de mi época estábamos rifados porque el toro tenía más cojones que ahora"


domingo 27 diciembre, 2020

Recordamos la entrevista que realizamos en CULTORO a Rafael Corbelle. Toda la vida al lado de toreros de la talla de Gregorio Sánchez, Ordóñez... y apoderado de Ortega Cano.

Recordamos la entrevista que realizamos en CULTORO a Rafael Corbelle. Toda la vida al lado de toreros de la talla de Gregorio Sánchez, Ordóñez... y apoderado de Ortega Cano.

¿Cómo fueron sus inicios en la profesión, Rafael?

Maté mi primer becerro con once años en mi pueblo. Luego comencé con el Bombero Torero toreando novilladas sin caballos. De ahí salté a novilladas picadas, debutando en Vitoria, y llegaron citas como Vistalegre, Zaragoza y las cuatro tardes en Madrid. Me di cuenta que tenía buena condición, pero no lo vi claro y dije que me quitaba. El día de mi boda se presentaron en Usera y me propusieron hacerme hombre de plata y ahí cambió todo.

¿Sin tomar la alternativa?

No la llegué a tomar, no. Todo el mundo decía que podía funcionar y podía ser un gran matador de toros, pero toreé cinco años seguidos en Madrid y en muchos sitios importantes. Cuando dije que no, era que no. No como ahora, que no se retiran ni con agua caliente, aunque no toreen.

¿Cómo fueron sus comienzos como subalterno? ¿Al lado de quién comenzó?

Por la puerta grande, con una figura del toreo, Gregorio Sánchez, con el que toreé 62 corridas el primero año.

¿Y cómo era Gregorio?

Extraordinario torero y extraordinaria persona. Un hombre de los de antes. Muy serio, muy honrado y muy decente. Yo viajé con él desde el primero día, porque le gustaban mis charlas. Él sólo quería que todo se hiciera con mucha seriedad no sólo por mi parte, sino por la de mis compañeros.

¿Su siguiente parada?

Con Andrés Hernando, luego con Ángel Teruel, después Antonio Ordóñez…

¿Y el maestro Ordóñez, era realmente tan impactante en el trato en corto?

El mejor que he visto en mi vida. Como persona tenía una seriedad absoluta, mucho respeto, y se analizaban las corridas después de cada una de ellas. Nos decíamos a la cara quién había estado bien y quién no, inclusive él. Todo eso se analizaba con mucho respeto, con mucha torería, con mucha categoría. Toreé con él dos temporadas, hasta que se retiró. Esa retirada fue en uno de los mano a mano con Paco Camino. Lo apoderaba entonces la Casa Chopera, teníamos hechas 72 corridas de toros y a la 42, en San Sebastián, la gente estaba reacia con él y se acercó a la cuadrilla y nos dijo que no toreaba más. No toreó las treinta corridas restantes que le quedaban. Para mí ha sido un torero de una categoría excepcional, yo he sido un torero apasionado de su toreo porque él ha sido un torero de época, un torero grandioso.

¿Echa en falta muchos valores de antes en el toreo de ahora?

Valores hay y figuras también, pero se ha perdido el romanticismo y la categoría. Antes veías a un torero andar por la calle y ya sabías que era torero. En ese sentido han cambiado las cosas. Hay figuras actuales, pero hoy están las cosas están bastante complicadas fuera de la cumbre de escalafón, que es el que lleva gente a las plazas. Hay un hecho gravísimo, que son los cientos de corridas que antes se daban en los pueblos y ahora no. Hay otra cosa que sobra en el toreo: la cantidad de indecentes que que cobran dinero por dar puestos para torear y que están haciendo algo feísimo, porque los chavales nuevos que salen no pueden sacar la cabeza. Hay que hablar con la Federación Española de Municipios y provincias para que sepan a quién le dan las plazas.

Siguiendo un poco su trayectoria, ¿cómo fueron sus inicios como apoderado?

Fui apoderado de Ortega Cano, luego también apoderé a Curro Vázquez, a raíz de él me fui con Abellán, luego Luis Miguel Encabo, con Antonio Ferrera, con David Mora durante una temporada y ahora estoy con Pérez Mota.

¿Ha llevado buena amistado con todos ellos o era algo complicado?

Me he llevado muy bien siempre con todo el mundo por el respeto que me inculcaron todos los matadores con los que fui, sobre todo mi hermano. Eso lo he llevado a gala. Otra de las cosas de las que más me enorgullezco es de ser presidente de la Unión, para que se acercaran los sueldos de abajo a los de arriba. Una cosa fundamental fue también que la mayoría de los que estábamos arriba y toreábamos mucho conseguimos el Sanatorio de Toreros para los 2500 que estábamos. Eso fue un orgullo para mí y para toda la junta directiva de aquella época.

En cuanto a los poderdantes, ¿qué destacaría de cada uno de ellos?

Todos en su corte han tenido personalidad. Ortega Cano era un figurón de épica. Curro Vázquez tenía mucho cartel en Madrid aunque no toreaba mucho. He apoderado por dos veces a Miguel Abellán, De Luis Miguel Encabo destaco su gran mérito, pues toreó en torno a las sesenta corridas en sus primeros años y de las llamadas duras. Es un torero extraordinario, al igual que Ferrera. Él me llamó estando en figura, mientras lo llamaba todo el mundo para apoderarlo y él dijo que no, que su apoderado era yo, algo que me dio una inmensa alegría. Es un torero muy variado y que además torea muy bien.

Ahora se han visto fotos en su recuperación en el campo y está realmente espléndido…

Es que es un torero espléndido. Él estuvo mucho tiempo entrenando con el maestro Manzanares, algo que le tenía en un pedestal y copió de él. Es un torero completísimo.

¿Cómo fue aquella época del toreo en la que empezó de apoderado? ¿En qué se asemeja y en qué se diferencia de la actual?

No había monopolio. La mayoría de los empresarios no iban con ningún torero, algo que ahora sí que ocurre. Ahora todos los toreros se quieren ir con casas grandes, como los Lozano, cuando antes sólo apoderaban a un torero, Palomo. Los de Sevilla no llevaban a ninguno, y eso a los que estamos por libre nos debilita. Aquí la que manda es la espada y la muleta y un hombre que sepa defender su dignidad y su dinero.

¿No cree que si baja la seriedad del novillo de Madrid baja la seriedad del toro de todas las plazas?

No, la seriedad no tiene que bajar. La seriedad está en los pitones, no en los kilos. También te digo que los ganaderos se tienen que dar cuenta que la nobleza del toro actual es tan excesiva que a veces no hace falta ni picarlo. Lo que hace falta ahora es el toro bravo de antes, que tenía cojones y seleccionaba toreros. El que paga, entonces, se siente feliz por incluso pasar miedo en los tendidos.

Antes había en todas las Ferias variedad de encastes en las ferias y ahora no lo hay.

Antes, la corrida de Santa Coloma, que era la más bonita del mundo, se lidiaba en Madrid y en Bilbao. Ahora se lidia pero no embiste. La gente no entiende que no puede salir un toro de 600 kilos en Madrid y dos pitones como un buey. No puede ser porque no embiste. He visto corridas de Flor de Jara, de Victorino, de Alcurrucén… con pocos kilos embestir como fieras, y el que quiera que lo ponga a prueba. Incluso los aficionados tenían que proponerse hacer reuniones en Madrid con todas las peñas y con todos los tendidos para decir qué es lo que pretendemos con esto. Y vamos a hacer la prueba, que el toro no sea una mona, sino que tenga su cara. No puedes poner un santacoloma con la cara de un toro de Samuel, hay que poner el toro serio y en puntas, pero sin desvaríos.

¿Cree que Roca Rey va a marcar una era?

De momento lleva gente a las plazas. Todos los que han tenido cojones como El Cordobés, como Palomo, como Chamaco han llevado gente a las plazas, incluso más que un torero de arte. Hace falta que las figuras actuales del toreo le den cancha en sus carteles a las novedades que haya, porque antes se hacían. No es bueno que estén todos juntos en un cartel. Roca Rey se queda quieto.

¿Cómo fue su trayectoria en la UNPBE?

Fue una cosa maravillosa. Yo sentí la realidad que teníamos los hombres de plata entonces y decidí meterme a pesar de que mucha gente me decía que no lo hiciera. Me llamó mucha gente y allí hicimos una labor extraordinaria, sobre todo congelando el suelo de las cuadrillas en América. Estábamos además una junta muy buena, la conexión que teníamos nosotros con empresarios eran fluidas, siempre exigiendo lo nuestro, desde los derechos de televisión. Pero nosotros, en el grupo especial, estábamos en 90.000 pesetas, y era injusto que el que toreaba esa misma corrida estuviera en 20.000, por eso intentamos que éste se acercara a 30. Hicimos una gran labor todos de la cual me siento muy feliz y satisfecho.

¿Cómo ve el toreo de plata en la actualidad?

Lo veo complicado, porque está entrando mucha gente que no es torero, que cobra bajo cuerda y los empresarios que piden lo suyo no los llevan, llevan al que se presta, por lo que es un gran problema. Hay que volver de nuevo a que haya seriedad, que no se metan infiltrados que no son toreros porque eso hace mucho daño.