La desidia del animalismo y la permisividad social y política ante este problema llegó hace unos años a un nuevo límite insospechado que ahora recordamos: «Carmen”, una vaca que fue «salvada” del matadero por el «Santuario de Animales Wings of Heart”, en Madrid, se había vuelto a librar por segunda vez tras dar positivo en tuberculosis. Y morirá de vieja por encaprichamiento no sólo de aquellos adoradores de animales e irrespetuosos de la raza humana, sino de un Ministerio que ha permitido que se realice esta hecatombe.
De este problema hablamos entonces con uno de los ganaderos que más ha sufrido el problema de la tuberculosis en los últimos años. Leopoldo de la Maza, al igual que muchos de sus compañeros, ha visto cómo en los años se han llevado al matadero decenas de sus vacas ante la impotencia de no saber si realmente estaban o no infectadas. Y finalmente no lo estaban.
«La diferencia que hay cuando a un señor de manso le matan cien vacas es que le matan cien vacas de carne, y seguramente en el matadero no da positivo ninguna o, a lo sumo, una. En mi caso, las últimas 34 que enviaron al matadero no salió ninguna. El problema es que a nosotros no nos quitan carne: nos quitan genética, algo muy difícil de recuperar”, señala el ganadero sevillano.
60 000 firmas, ni más ni menos, que se recogieron en 24 horas para salvar a la vaca por una sociedad enferma y sin rumbo, algo que enervaba a Leopoldo: «Cuando todo el mundo protesta es que algo se estará haciendo mal. El motivo no lo sé, porque luego esas vacas que a los ganaderos nos matan, pasan a consumo humano. No es que se queden en cuarentena ni nada por el estilo, sino que se le abre y se le hace un análisis visual y si no tiene ningún tipo de enfermedad, va a consumo humano. Entonces es más alarma social eso que decidan no matar una vaca por este animalismo acechante”.
El agravante, repite, es que a un ganadero de manso le hacen solamente destrozo económico, sin embargo, a uno de bravo le hacen destrozo genético, algo muchísimo más grave. «El problema es que las cosas se están haciendo mal y la solución, en primer lugar, está en saber por qué entra la tuberculosis. No sabemos si es por el jabalí, el cochino o los bichos del monte. No tengo ni idea. Y aquí, en este país, sabemos más del gorila de Borneo y del Rinoceronte de cuerno blanco que del toro de lidia. Llega un momento en el que hay que decir que basta ya de todo esto. El propio sector, además, está mirando para otro lado y la UCTL no dice nada al respecto. Yo personalmente le mandé una carta y todavía no tengo respuesta, estarán ocupados de otras cosas”.
Sobre la respuesta y la acción que deberían realizar las asociaciones de ganaderos, De la Maza añade que «No lo sé, pero algo tendrán que hacer. Lo que está claro es que esto es un problema para la ganadería española sin duda. Que investiguen por qué entra la tuberculosis. No podemos estar parados al ver cómo nos matan vacas y vacas. Como siempre, no pasa nada. Pero lo que no se dan cuenta es que no matan carne, matan genética. Será buena o mala, no voy a entrar en eso, pero es genética. El propio sector es el que tendría que luchar por esto. En Extremadura los ganaderos le han montado un pollo a la Junta y ésta ya está tomando medidas. En Andalucía, ¿qué pasa, que somos otros? ¿Pagamos menos? Y nosotros pagamos la cuota religiosamente a la Unión”, rubrica Leopoldo.