TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: EUSEBIO SÁNCHEZ
Llegaba la corrida que iniciaba el fin de semana del Milagro en Illescas, una de las citas más esperadas del inicio de temporada, con Morante de la Puebla, José María Manzanares y Pablo Aguado ara lidiar un encierro de José Vázquez.
Bien presentado para una plaza como Illescas era el primero de Vázquez, animal al que José Antonio recetó media docena de despaciosas verónicas y un posterior quite por garbosas chicuelinas de manos bajas tras una leve puya. Dos trincherazos y una trincherilla destacaron en el inicio de faena del diestro de la Puebla, que fue acompasando con su toreo la condición bonachona de un animal con nobleza pero a menos. Por la derecha sonsacó José Antonio los compases más lucidos de una labor en la que, a zurdas, el toro tenía menos viaje. No acertó a espadas y todo quedó en ovación.
Con sis dos puntas hacia arriba le salió el segundo a José María Manzanares, un animal que se le coló hasta en dos ocasiones por el pitón izquierdo a Manzanares. Bien Daniel Duarte, que fue ovacionado en banderillas. En faena, vio el alicantino pronto el pitón derecho del animal, al que exprimió al máximo porque se la quería comer por abajo el de Vázquez. Estética y personalidad en el toreo de Manzanares especialmente por ese lado, llegando fuerte arriba. Más aislados fueron los naturales ante un animal más incierto a zurdas. De escándalo fue la estocada casi entera recibiendo antes de pasear dos benévolas orejas. Toro ovacionado en el arrastre.
Para atrás se fue el tercero tras tres verónicas de bello y natural trazo de Pablo Aguado: tres volteretas se llevó un animal que quedó descordado. «Lucense» del mismo hierro sustituyó al titular, un animal con los dos pitones apuntando hacia adelante y al que el sevillano dejó otras dos pinturas de verónicas. Brillo de Iván García en banderillas. Gusto y naturalidad también en los doblones para sacarse al animal a los medios. Parecía que sería el mejor pitón un derecho por el que le corrió con gusto la mano Aguado en la primera serie, pero fue a zurdas por donde construyó el joven los mejores y más sentidos momentos de mano baja. Ahí crujió la cubierta. Terminó por el derecho y con una buena estocada la faena, saludando ovación tras aviso.
Abanto y desagradable en los embroques fue de salida un cuarto que se fue al caballo de la puerta y que dio tornillazos tanto en el capote de Morante como en el de Juan José Trujillo. Le echó la cara arriba a los banderilleros, pero en cuanto Morante cogió la muleta todo cambió: fue transformando la violencia del animal en pura dulzura en sus manos. Se sucedieron las tandas por ambos lados con la plenitud de un torero único. Una delicia los naturales del ecuador del trasteo así como los muletazos a pies juntoa de final de obra. La estocada final puso en sus manos las dos orejas.
Para atrás se fue el quinto y fue sustituido por uno del mismo hierro que tuvo un peligro sordo que luego acusó en la muleta de Manzanares. Hizo lo que pudo el alicantino ante un animal deslucido y fue ovacionado.
Con un farol de rodillas recibió Aguado al sexto de Daniel Ruiz, un animal terciado que luego se le cayó en dos ocasiones en el mismo recibo capotero. Buen puyazo al animal y el posterior quite de Pablo Aguado por verónicas, rematadas con una media de rodillas. Fue una faena en la que dio vía libre a su personal y natural toreo por ambos lados. Especialmente de regusto máximo fueron los deliciosos naturales a pies juntos de cierre de faena. De auténtica pintura. Mató de estoconazo y paseó dos orejas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Illescas, Toledo. Feria del Milagro, primera de abono. No hay billetes.
Cinco toros de José Vázquez y uno de Daniel Ruiz (sexto), correctos de presencia, bellos de estampa.
Morante de la Puebla: ovación y dos orejas.
José María Manzanares: dos orejas y ovación.
Pablo Aguado: ovación tras aviso y dos orejas.