EL APUNTE DE JUANGUI EN MANIZALES

Juan de Castillos


lunes 6 enero, 2020

Taquilla para exponer; cartel joven, bajo en costos, con una ganadería impredecible, llevó más asistentes que los que convocó en la reciente feria de Cali el mejor cartel de la temporada colombiana

Taquilla para exponer; cartel joven, bajo en costos, con una ganadería impredecible, llevó más asistentes que los que convocó en la reciente feria de Cali el mejor cartel de la temporada colombiana

TEXTO: JUAN GUILLERMO PALACIO / FOTO: DIEGO ALAIS

Juan de Castilla no cortó orejas ni su mala racha con la espada, pero ganó algo mejor: sus dos comparecencias dejaron evidencia de su comprensión de los toros y su lidia.

Tiene solo tres años de alternativa y en la Eurotemporada 2019 hizo el paseíllo una sola vez. Pocas clases prácticas.

Trato suave al tercero, un manso busca tablas, cruzar la calle después de cada muletazo y quedar colocado en el camino por donde va a salir el toro para embarcarlo nuevamente y no dejarlo escapar, y sacar provecho de la clara intención del toro de irse para la puerta por donde salió, son ejemplos de los castillos que edificó Juan. Su tauromaquia tiene tantas certezas como velocidad.

Al sexto, algo más encastado y correlón, le ofreció diferentes manifestaciones de mando, distancia y tiempo, arropado por el afecto y la complicidad del paisanaje. Le sobró una serie con la izquierda; le quiso dar una segunda y el toro aprovechó el descuido y huyó a la salida de chiqueros metiendo a la nevera su presentación. Para su mala, fortuna también pinchó.

Todo el encierro de Paispamba fue manso, excepto en varas, donde cumplieron. Fríos de salida, sin fondo, asistían sin determinación; rápidamente mostraron preferencias por las tablas y obsesión por la querencia natural. Solo el sexto, que le correspondió al del barrio Castilla, tuvo un poco más de chispa… aunque de bravucón.

El peruano Joaquín Galdós se llevó el peor lote. El más parado y tonto. Galdós se fue inédito de Manizales, en blanco, como si no hubiese toreado. Tampoco tenía mucho por hacer.

Luis Miguel Castrillón, el otro alternante, pudo aprovechar el medio juego de su primer toro. Su estilo fino, su toreo de espejo, se queda en ejercicios internos de meditación que poco trascienden al tendido, por más belleza que los inspire. Tanto que su apoderado, Tommy Campuzano, lo tuvo que sacudir para sacarlo de su autismo y lo presionó a vender mejor su fina mercancía.

Otra taquilla digna de exponer en pueblos y ciudades. Un cartel joven, bajo en costos, con una ganadería impredecible, llevó más asistentes que los que convocó en la reciente feria de Cali el mejor cartel de toda la temporada colombiana: Ponce, Ureña y Castilla.    

Galdós debe volver y demostrar, así como volvió a despedirse El Cid. Juan de Castilla desacelerar y ensañarse con el carretón, y Luis Miguel hacer un curso intensivo de comunicación. El ganadero, don Enrique Álvarez, lo primero que debe hacer es bautizar mejor sus toros. Con nombres como “Cuatrero”, “Hastiado” y “Bazuco” nada puede embestir.

FICHA DEL FESTEJO  

Manizales, 6 de enero de 2020. Cielo despejado y tarde fresca. Tres cuarto de asistencia.

Se lidiaron toros de Paispamba (Domecq): bien presentados pero mansos.

Luis Miguel Castrillón: aviso y aviso.

Joaquín Galdós: aviso y silencio.

Juan de Castilla: palmas tras aviso en ambos.

Hoy martes 7 se despide como torero en Colombia, esta vez sí, Manuel Jesús el Cid. Lo acompañarán el valenciano Román y el colombiano Sebastián Hernández, quien tomará la alternativa y será, si los dioses minotauros lo permiten, el matador de toros colombiano número 174.