Nos alegra mucho que un gran torero como Juan del Álamo haya triunfado en su tierra. Merecía estar en La Glorieta salmantina como así lo ha hecho en el cierre. Salió a hombros, tras sustituir a Roca Rey, en una corrida en la que compartía cartel con un triunfal Ferrera y en la que estuvo plenamente bien con la de Cuvillo.
Enhorabuena.
Gracias.
Aunque haya sido por la vida de la sustitución, final feliz en casa.
Sí, no era fácil. Salamanca me crea mucha responsabilidad. Siempre quiero estar a la altura de mis paisanos. Creo que di una gran tarde, estuve muy dispuesto con mis dos toros y hubo momentos muy interesantes.
Un gran arropo por parte de tu gente: eso llena la moral de un torero al ver los tendidos.
Sí, en Salamanca la gente me tiene mucho cariño y va a verme. Eso se nota. Cuando uno está toreando, se nota el empuje de los tuyos. Uno se siente admirado.
¿Cómo fue tu lote?
Fue una corrida de Cuvillo exigente. El primer toro mío fue de menos a más, en la que hubo tandas profundas por ambas manos, sobre todo al natural. Fue una faena de menos a más, en la que me fui acoplando cada vez mejor hasta llegar a domeñar al toro, que fue bastante exigente y complicado, porque en muchos momentos perdía las manos. Con el segundo, fue una labor de mucha disposición porque el animal exigía y tenía un punto de dureza. Creo que el mérito fue esperarlo en todo momento e ir construyendo poco a poco la faena.
No fue fácil, supongo, afrontar la tarde con las dos orejas de Ferrera del primero y con el gran nivel de Manzanares, a pesar de su lesión.
Fue un gran nivel el que expusieron. Fue una tarde en las que uno como torero quiere estar a la altura y eso hace que se ponga difícil, pero gracias a Dios vamos solventando poco a poco todo.
No ha sido fácil la temporada. Quizá la más dura de tu vida.
Sí, ha sido difícil por varios motivos. Ha sido una temporada bastante diferente a las anteriores.
FOTO: CHOPERA TOROS – ANDRÉ VIARD