TEXTO: MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
Alberto Lamelas, Cristian Escribano y Gómez del Pilar era la terna que hacía el paseíllo en la tarde de este domingo 23 de junio en la plaza de toros de Las Ventas para la primera de las corridas estivales tras la Feria de San Isidro. Se lidiaba un serio encierro de Dolores Aguirre.
El manso primero salió ya de chiqueros rehuye do telas y peleas. Tuvo que ir a buscarlo Lamelas a terrenos del 4 para obligarlo a acudir a contraquerencia a regañadientes y manifestó una fobia evidente por el equino de turno. Y más o menos lo mismo fue la faena de muleta, en la que un torero valiente expuso, propuso y hasta se sobrepuso a los arreones violentos y mansos de un toro muy cobarde. Lo mató de estocada y escuchó una ovación a la voluntad.
Al segundo, más en el Atanasio antiguo, de cuello corto y perfil basto, desistió Cristian Escribano de lancesrlo casi desde que salió. Bruto fue en el caballo, donde llegó a topar con violencia y empujó con las manos en lugar de recargar. Aplaudido fue el quite de Gómez del Pilar por chicuelinas. Emotivo fue el inicio por abajo de Cristian, con un animal que quiso tomar el trapo por abajo. Sin gran entrega, sin gran afán, pero siempre repitiendo y obedeciendo a los toques del manchego. Un pinchazo antes de la estocada dejó en ovación el premio de un Escribano que quiso más que pudo.
Al tercero se fue Gómez del Pilar a saludarlo de rodillas en la puerta de chiqueros, donde se le fue recto y se empleó poco después en las verónicas que Le propuso. Tampoco en el caballo, donde tomó dos varas sin emplearse. Por gaonera quitó Lamelas con más compromiso que reconocimiento. De rodillas en los medios se puso Noé tras el brindis a la ganadera, para conducir con largura y suavidad la humillada condición del de Dolores. Y tuvo calidad el toro en los primeros compases, y lo consintió Noé para alcanzar el triunfo. Centrado, estructurando con corrección y decidiendo en la cara, con la frescura del que no quiere que se le escape anduvo el torero, que supo dejar un tiempo al natural para que Le repitiese el animal las arrancadas. Más jaleado en el final al ataque, y en las manoletinas que pusieron el epílogo a una faena en la que el toro ya se rajaba. Un pinchazo y un feo bajonazo dejaron en nada lo que iba para tocar pelo. Ovación.
El cuarto salió huidizo y de ambulante por el ruedo, sin fijeza ni celo incluso después de visitar los pencos, porque el primer puyazo lo recibió en el de la puerta. Al público brindó Lamelas para dejar claro su compromiso, que fue mucho, a pesar de que este fue otra prenda mansa y a la caza. Allí estaba el de Jaén, hecho un tío y jugándose el cuero, en medio de la reyerta a navajazos con el cabrón de Dolores, y un par de imbéciles desde el tendido exigiendo que se cruzarse mientras Le visitaban los pitones el corbatín… Con rectitud entró a matar para cobrar una estocada que rubrica ba una faena de plena entrega.
El bragado quinto, alto y largo, se fue contra el caballo como si Le debiera dinero, pero la pelea fue más de genio que de franca entrega. Humilló los embroques, pero no mantuvo en las telas ese empleo hasta el final. En la muleta no le dejó la escasez de fuerza y de fondo pero tampoco Cristian Escribano y su media altura andaban para sacar a nadie de la medianía.
Casi calcado al del tercero fue el saludo de Gómez del Pilar al sexto, un toro serio y arremangado que se empleó con más ímpetu que entrega en un primer tercio que el madrileño quiso lucir poniendo al toro lejos en el caballo. Y acudió, pero no se entregó el de Dolores. Por chicuelinas fue el quite de Noé, que siempre estuvo presente en la lidia. De hecho fue tremendamente seria la tarde que echó el madrileño, que supo lidiar y aportar firmeza a la pelea con un toro cada vez más a menos, más a la defensiva y con el viaje más corto. Con todas las circunstancias creció el torero, a pesar del poco eco en los tendidos. Silencio tras aviso.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de toros. 7242 espectadores.
Toros de Dolores Aguirre, manso y violento el cobarde primero, emotivo y humillado el aprovechable pero descompuesto segundo, de calidad humillada el obediente y repetidor tercero, manso, orientado y a la caza la prenda cuarta, escaso de fuelle y deslucido el bragado quinto, deslucido y vulgarón el defensivo sexto.
Alberto Lamelas, ovación y silencio.
Cristian Escribano, ovación y silencio.
Gómez del Pilar, ovación y silencio tras aviso.