ENTREVISTA

Curro Díaz: “En Madrid las cosas salen de cara o salen de cruz, y cuando salen de cruz hay que dar ese paso más”


miércoles 12 junio, 2019

No debió ser nada fácil hacer de tripas corazón tras la cornada de Román y cortar una oreja al cuarto. Por desgracia, ya tenía experiencia previa…pero el cuerpo jamás se hace a eso. Hablamos con Curro

No debió ser nada fácil hacer de tripas corazón tras la cornada de Román y cortar una oreja al cuarto. Por desgracia, ya tenía experiencia previa…pero el cuerpo jamás se hace a eso. Hablamos con Curro

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO/ FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

La plaza de Madrid vivió el pasado domingo una de las tardes con más dramatismo de toda la feria, pero mezclada con la simbiosis del toreo, lo que le dio la trascendencia que finalmente tuvo. Uno de los protagonistas de la jornada, de estar a la altura de las circunstancias a pesar de todo lo que ocurrió con Román y, sobre todo, de torear, fue Curro Díaz. Cortó una oreja al cuarto de la tarde al que aprovechó por la mano derecha, por la que lo crujió por abajo. Curro, buenas noches.

Buenas noches.

Enhorabuena, más que por el triunfo, por la disposición con la que le hiciste frente a las circunstancias. No debió ser nada fácil hacer de tripas corazón tras la cornada de Román y cortar una oreja al cuarto. Por desgracia, ya tenías experiencia previa pero el cuerpo nunca se hace a eso.

Bueno, Madrid, la plaza, la responsabilidad, la corrida de toros que era… y luego los toreros somos toreros y tenemos que cambiar y hacer de tripas, corazón. Eso parece muy fácil cuando lo estoy diciendo aquí ahora, pero el cuerpo tiene que reaccionar. El sexto toro fue muy complicado, y me lo tuve que echar a la mano izquierda…

Teniendo en cuenta que está ya fuera de peligro Román, queríamos centrarnos en tu toreo en el cuarto. Te gustaste de verdad.

Le había visto cosas al toro, pero al principio de la faena me protestó mucho el animal. Fue un toro encastado, pero yo iba con las cosas muy claras y me apetecía torear. Me fui para el toro con las ideas muy despejadas y con ganas de torearlo. Pude abandonarme por momentos y matarlo muy bien.

Además, con una plaza totalmente conmocionada: lograste cambiar el sentimiento y que Madrid aprovechase esa inercia de cierto cariño hacia el torero –hacia el hombre que tiene delante la fiera- para tornar hacia tu faena el sentimiento del público a base de inteligencia.

En una plaza de toros puede pasar de todo en décimas de segundo. Por eso el toreo es tan grande. Aquí se pasa de una tragedia a que en un momento determinado aparezcan momentos mágicos con una ganadería muy dura y en Madrid. El toreo es muy bonito, pero sobre todo es muy duro. Por eso, cuando aparecen los momentos de inspiración se les da aún más importancia. Hubo un momento de conmoción. Luego, cuando embiste un toro y te acoplas con él, haces que el toreo sea también bonito y que sientas mucho la emoción.

Analizando los dos toros restantes, todos estábamos esperando que saliese ese sobrero de Montealto sabiendo los potenciales de la ganadería y que este año no había lidiado corrida, pero finalmente no valió y fue muy peligroso, aun así, le soplaste naturales de mérito.

La gente ve un hierro anunciado y le rompe los esquemas, pero ese animal me metió a mí en la corrida, porque ordenarlo y torearlo por el lado izquierdo era muy difícil. El único borrón fue la espada, que en el segundo intento le pegué un espadazo muy bueno. Además, sopló mucho el viento en ese animal.

El sexto, que ya en la lidia de Óscar Castellanos, evidenciaba las dificultades que finalmente tuvo.

Sí, con ese quise hacer una apuesta personal. Tuve la suerte de poder pegarle pases aunque no fue fácil. Era de hacer un esfuerzo sordo.