LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

Lo que el viento se llevó


jueves 6 junio, 2019

Sólo un toro de la mala corrida de El Puerto, al que pinchó López Simón, libró del olvido una tarde plomiza y condicionada por el aire

Sólo un toro de la mala corrida de El Puerto, al que pinchó López Simón, libró del olvido una tarde plomiza y condicionada por el aire

TEXTO: MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Menos mal que fue la tarde entera, porque en dos horas y diez minutos estaba liquidada una mala y mansa corrida de El Puerto con un único toro, el tercero, que hizo honor a la tradición de que incluso con un mal encierro Lorenzo siempre echa un toro con opciones en Madrid. Cayó en manos de Alberto López Simón, y pudo cortarle una oreja de no marrar con la espada. Pero ahí se acabó el cuento. Lo demás se lo llevó el viento.

El viento se llevó, por fortuna, la voltereta en que devino el ajuste espeluznante de las bernadinas de Simón al tercero, que fueron de disgusto y quedaron en un susto y en un maltrecho brazo que luego no fue capaz de empujar el estoque. Antes le había dado trapo a la rastra, trazo despacioso y eficaz mano diestra para aprovechar la virtud y no marrar en distancias ni alturas. Una espaldina sorpresiva en el inicio, otra mediada la faena. Golpes de efecto bien armados junto a una estructura sólida que sólo falló al cobrar la muerte. Y eso que se encunó Alberto las tres primeras veces en que se tiró, pero no estaba el brazo para dispendios tras el percance.

A Ferrera le llevó el viento muchas cosas en la función, pero le dejó una ovación de recibo que le dejaba Madrid por los servicios prestados la última tarde en este ruedo. Lo demás no le sirvió ni para acordarse de nada. Se llevó el viento su afán de torería, su voluntad de lidiar hasta rascar los fondos –como le hizo al cuarto sin resultado-, su constante apuesta por el espectáculo y su pausa para darle importancia incluso a lo que no la tenía. Pero se fue entre silencios.

Como le pasó a Perera, que no tuvo ni media opción con el lastimado segundo, con la mano derecha a la rastra, ni con el rajado quinto, al que casi enjareta a la puerta de chiqueros después de una lidia capaz. Pero el viento se lo llevó todo porque nada hubo con los cimientos fuertes.

Y así las cosas, lo más inteligente es dejar que corra el viento y esperar a que llegue mañana.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Vigésimo cuarta de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. Casi lleno.

Toros de El Puerto de San Lorenzo, en el tipo Atanasio, mansurrones de condición. Grandón e insulso, con el fondo escaso el primero. Pasador sin entrega el lastimado segundo. De gran calidad y nobleza el buen tercero, aplaudido. Mansurrón con buen fondo el descompuesto cuarto. Manso de noble arrancada el rajado quinto. Renuente y sin entrega ni clase el manso sexto. 

Antonio Ferrera (marino y oro): silencio y silencio. 

Miguel Ángel Perera (blanco y plata): silencio y silencio. 

López Simón (gris perla y oro): ovación tras aviso y silencio.