JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Cortó una oreja con fuerza en La Maestranza el pasado domingo y dio una vuelta al ruedo en su primero en el coso hispalense. El novillero de Salamanca Antonio Grande ha dejado una tarde para el recuerdo entre los suyos. Novillero, buenas noches.
Fue una tarde de compromiso, de entrega y de dar la cara en una plaza de primerísima categoría como La Maestranza. Enhorabuena.
Gracias. Fue un privilegio poder tocar pelo en una plaza como Sevilla. Fue una tarde más que de torear, de entrega. Los novillos no me pusieron las cosas fáciles y hubo que tirar más de raza que de toreo.
¿Cómo viviste la tarde de principio a fin?
Al principio, la tarde no me pesó nada. Luego, cuando toreé el primer novillo y vi que no toqué pelo, pasé un rato complicado en el callejón. Necesitaba el triunfo en un día tan importante para mí. Tras la oreja del segundo, pude respirar más aliviado.
El encierro de Espartaco no terminó de romper, ¿cómo fue tu lote?
Mi primer novillo fue fácil, pero se paró pronto; al segundo se le partió una mano de capote, y fue de Dolores Rufino, una ganadería totalmente distinta. Fue un animal con el que pude entregarme y apostar.
Ya con la mente en el día 3 de junio en Madrid al lado de Juanito y Diego San Román.
Sí, es otra tarde en la que me toca dar la cara y demostrar que lo que pasó en Sevilla no es casualidad y quiero estar aquí para puntuar día a día.