El torero de Velilla de San Antonio veía cómo no se concedía la primera oreja de la tarde en el abreplaza, después de cumplir sobradamente para que así fuera. «Esta siempre es una plaza que hay que respetar, y lo hacemos todos los que tenemos la fortuna de pisarla», decía el madrileño. «El toro ha tenido sus virtudes y he podido exprimirlo bastante bien. Queda uno más ahí dentro y vamos a ver qué somos capaces de hacer con él».
Ante el segundo de su lote, cuarto de corrida, poco pudo hacer el madrileño, que vio cómo se frustraba la tarde en la que más fe había puesto. «El toro ha sido un mulo, y ante eso poco puedes hacer. No ha tenido celo ninguno ni intención de cogerla… Nada».