El segundo día de feria arranca con la presentación del libro ‘El Toro Charro. Orgullo de Salamanca’, de la mano del reconocido escritor Vicente Sánchez López. Acompañado por dos grandes periodistas en la mesa como Luis Miguel Parrado y Carmelo López, este último, presentador del acto.
Vicente Sánchez se mostró muy ilusionado y orgulloso del lanzamiento de su obra, pues se trata de una actualización de su primer libro que, diez años después, vuelve a estar en la calle con todos los códigos y detalles sobre el campo bravo de Salamanca.
‘El libro desgrana cosas que incluso los más entendidos desconocen’, aseguró Luis Miguel en una de sus primeras intervenciones. Esta edición indaga y bucea en los entresijos de la fiesta para recopilar todos y cada uno de los fragmentos que descifran el toro charro. Sin embargo, Parrado define la obra como ‘histórica, dentro de veinte años será un libro imprescindible de consulta’.
Carmelo López hacía hincapié en el trabajo y esfuerzo para llevar este proceso adelante, pero ‘cuando una cosa te gusta de verdad y disfrutas es menos tiempo’, aseguraba Vicente Sánchez.
El libro es una representación de la vida en el campo, el disfrute de la ganadería, el toro bravo, el ciclo de la vida, los cuidados, esfuerzos y sufrimientos por los que pasa un ganadero hasta ver el crecimiento de un animal.
Según el autor, ‘el volver al campo me devolvió esa ilusión y esa vida’, para así cargarse de energía y poner el punto y final a su libro como realmente merecía.
La portada de esta edición también contiene una foto muy especial, el último toro de Sánchez Cobaleda, todo un símbolo. Este toro supone el pasado y futuro para Vicente, por ser un gran toro que fue indultado y que sigue generando descendencia a pesar de que fue el único de la línea que sobrevivió al saneamiento que se hizo hace ya una década, ‘no sabemos que saldrá, pero la afición y la ilusión está ahí’.
La ponencia del día de hoy es un viaje a la tierra charra, a ese cariño de Salamanca, sus tierras y ganaderías. Es una obra que perdurará en el tiempo, porque ‘lo que no se cuenta muere’, terminó Carmelo López.