CULTORO
Y vuelve David de Miranda flanqueado a uno y otro lado por dos grandes: Morante y Manzanares. Hoy es el día en que, sí, va a tener ocasión de oír esa ovación cerrada, con Huelva puesta en pie, a la que se agarró cuando ni fuerzas para agarrar tenía. Lo has hecho, torero. Lo has conseguido. Has vuelto mientras los demás nos frotamos los ojos ante tu ejemplo inmenso.
Morante y Manzanares, el nombre y el apellido del arte de torear, de la esencia estética que se levanta sobre pilares de dos conceptos que deslumbran cuando irrumpen. Les falta a José Antonio y a José María esa faena rotunda y redonda en Huelva que Huelva aún anhela.
Tan grande debe ser, tan para recordar por siempre, que es preciso que muchos de los planetas se alineen para que esa faena sea. Es el precio de lo extraordinario. El peaje de lo sublime. Ni lo extraordinario ni lo sublime suceden en cualquier momento. Tienen su momento. Como esas faenas rotundas de Morante y de Mazanares que, cuando llegan, se quedan para siempre en el alma del pueblo. ¿Será hoy? Buen día es… Qué mejor día que éste en que David de Miranda está de vuelta después de decirle al mal fario, tan de frente como torea y como es, que su vida y sus sueños los escribe él y nadie más. Lo dijo Belmonte “se torea como se es” y hoy la terna representa con amplio criterio tal afirmación del ‘Pasmo de Triana’.