TEXTO: DAVID JARAMILLO / FOTO: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
No se trata de volver a repasar las excelentes cifras del total de aficionados que se acercan a presenciar un festejo taurino, no sólo a San Isidro, sino también a cada uno de los cosos donde se lidian toros en el mundo. Ni del impacto económico a todos los niveles que esto genera. Para eso ya están las estadísticas que el propio sector y el Estado preparan anualmente para diseccionar cuantitativamente estos aspectos tan importantes.
Y más allá de que se hable de que el sector podría estar en quiebra, de que, efectivamente, los pagarés circulan por doquier así como hay un objetivo clarísimo de pelear cualquier céntimo a la baja por intentar obtener una mayor tajada de todo, con la miseria que esto puede generar a su alrededor, lo cierto es que el toreo, como actividad cultural, tiene una fuerza tal que hace mover cualquier economía que le toque, aunque sea tangencialmente.
En ese sentido, no es menos conocido el hecho de una casa ganadera que dividió los negocios familiares entre sus hijos: para uno el de los coches, para otro el de hostelería y para el último la ganadería. Al final del año, rindiendo cuentas, los éxitos de los coches y la hostelería eran innegables, mientras que el de la ganadería daba pérdidas, pidiendo el hijo encargado que se vendiera, pues era lo mejor. Sin embargo, la respuesta negativa del padre se basó en que el mayor volumen de coches vendidos había salido de un negocio cerrado en un tentadero en casa, así como las barreras de una corrida de postín, regaladas a un cliente estratégico, habían sido clave para beneficiarse de otro gran negocio hostelero.
Sin ir más lejos, la propia Nautalia, empresa de turismo de la que se llegó a decir que estaba harta del mundo del toro y que abandonaría el barco de Plaza 1, de la que es accionista mayoritaria, a las primeras de cambio, ha obtenido, por primera vez desde que fue creada, utilidades en su balance general de 2017. Sí, es verdad, esto no se debe precisamente al beneficio directo de explotar la plaza de Las Ventas durante se primer año al frente de la empresa, pero ha sido precisamente allí, en la plaza, donde han surgido sus más exitosos negocios, los que, precisamente, han teñido de negro el rojo de los números de los ejercicios anteriores.
Hablamos de negocios de millones de euros. Por algo, desde la empresa de turismo ahora se habla de optar por la administración de la plaza de toros de Bilbao. No será, entonces, tan mal negocio invertir en la Fiesta. Otra cosa es manejar la empresa taurina con el suficiente acierto para hacerla rentable por sí misma, y en eso ya entran no sólo factores económicos, sino de afición, administración, promoción y un largo etcétera. Eso ya sería la leche.