JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Ha sido el primer gran nombre del escalafón menor de la temporada. Rafael González lograba convencer a la primera plaza del mundo excepto a un presidente que no le concedió una Puerta Grande que se pidió en Las Ventas.
¿Cómo sienta?
Bien y a la vez mal, porque esperaba con ansia esa Puerta Grande, pero será en otro momento. A la plaza no se la lleva nadie y sigue ahí.
No es fácil hacerle frente a esa diversidad de encastes y más siendo un novillero no rodado. No es fácil tocarle las teclas a un encaste Núñez, pero cortaste una oreja al primero y diste una vuelta en el sexto, ¿cómo viste la novillada?
La novillada fue buena. Lo que importa es que le cortamos una oreja. Al final hay que saber resaltar sus virtudes para aprovecharlas.
¿Cómo te encuentras de la voltereta?
Bien, con la oreja se te pasa el dolor. Es como un paracetamol.
Desde que te vestiste de torero en el hotel hasta que llegaste de nuevo, ¿cómo fue todo?
Desde el primer momento que me levanté, estaba feliz y alegre porque iba a torear en mi plaza, en la primera plaza del mundo. Había que disfrutar el día desde el primer momento que te levantaras de la cama.
No era fácil hacerle frente a esa primera cita de la temporada sabiendo que la oreja del año pasado tuvo sus frutos, pero esta mucho más, ¿no?
Esto es abril, no hay nada cerrado de momento y todo llegará. Ojalá Dios nos ayude y todo vaya saliendo bien.
¿Alguna fecha por delante?
De momento nada.
Unos las firman y otros las torean. Ojalá que no haya que hablar de sustituciones, pero ahí está el nombre de Rafael González sobre todo para una feria de Sna Isidro que está a la vuelta de la esquina, ¿no?
Total. Aquí estoy para lo que haga falta, pero ojalá no haya que coger ninguna sustitución,