PLATA DE LEY

Un rayo de luz


viernes 13 abril, 2018

Ese rayo de luz que apareció en forma de quite salvador por parte de Julio López en el cuarto de la tarde. Curro Javier le debe mucho -la vida incluso- por ese quite salvador.

Ese rayo de luz que apareció en forma de quite salvador por parte de Julio López en el cuarto de la tarde. Curro Javier le debe mucho -la vida incluso- por ese quite salvador.

PABLO LÓPEZ RIOBOO / SARA DE LA FUENTE (GALERÍA)

Amenazaba agua para hoy viernes en Sevilla, y se cumplió. El día amaneció gris y lluvioso, pero con el paso de las horas ese cielo cárdeno fue tornando en positivo para acabar abriéndose y dejando que los rayos de sol iluminaran La Maestranza. Ese rayo de luz que apareció en forma de quite salvador por parte de Julio López en el cuarto de la tarde, un momento que reunió la belleza de un par de enorme pureza con el miedo de la posible cornada.

Pero vayamos por orden, hoy es de justicia que los de oro abrieran esta crónica, bueno en este caso Manuel Cid por su interesante actuación al segundo de la tarde. Dos puyazos le dio a un animal de escaso celo y la raza medida. Cierto es que su segunda vara no percutió en demasía en el de Matilla, pero el primero reunió torería a caballo y un puyazo tan rápido como acertado. Le metió las cuerdas al animal antes que este llegara al peto. También realizaron una labor aparentemente sorda picadores como Ignacio Rodríguez, o Miguel Ángel Muñoz, el cual fue derribado de forma aparatosa por el que hacía quinto de la tarde.

La corrida de la familia Matilla sacó justeza de raza y una alarmante falta de casta, unos toros evidenciaron esa mansedumbre de forma palpable y otros con menor visibilidad para el gran público que hoy llenaba casi en su totalidad los escaños maestrantes. Con la capa destacaron varios toreros, los cuales supieron mimar las noblonas embestidas de los toros de su lote. Curro Javier lidió con suavidad y limpieza al abreplaza, todo lo hizo siempre a favor del toro. Su compañero Javier Ambel también le dio pausa y suavidad al cuarto, un toro al que mimó y abrió los caminos con una lentitud asombrosa. Se trajo al toro pulseando la embestida y afianzando sus ganas de embestir. Otro aspecto a destacar en los lidiadores fue la forma que tuvo de sacar al sobrero que hizo sexto Juan José Domínguez. Ni un capotazo, le corrió hacia tras llevando al toro cosido al capote en una labor de torero cuajado.

Pero la corrida tuvo su punto álgido en el quinto de la tarde. Curro Javier tras dejar un primer de gran mérito y torería fue prendido cuando salía de clavar en la cara del animal otro par digno de mención, se jugó la vida para regalarle a la Maestranza otro momento único e irrepetible. Sonó la música, Sevilla se puso en pie y le premió por un tercio de banderillas grandioso. Gracias a Dios todo se quedó en contusiones y un varetazo. Hoy este torero con mayúsculas se jugó la vida en un par de máxima exposición. Pero su compañero Javier Ambel antes ya había puesto a Sevilla en pie con dos pares interesantes, esa Sevilla que le obligó a saludar montera en mano junto a su compañero de filas Guillermo Barbero tras un gran tercio de banderillas, así como lo hizo después Trujillo en un segundo par del segundo de la tarde. El toro vino vencido y tuvo que jugarse el tipo para no ser volteado. Pero aquí no acaba la cosa, en el tercero de la tarde vimos otro de los pares a destacar. Juan José Domínguez saludaba montera en mano junto a su compañero Paco Algaba por una actuación en la que sobresalió su segundo par, tuvo mérito, el sobrero de Matilla apretó hacia los adentros y obligo Domínguez a jugarse el tipo. Ese rayo de luz que iluminó a un Julio López siempre en su sitio, eficaz con las banderillas y certero con la puntilla. Curro Javier le debe mucho -la vida incluso- por ese quite salvador del cuarto de la tarde. Los toreros están donde se les necesita.