FRANCISCO MARCH
Ocurrió en el segundo toro, cuando Ginés Marín entró al quite de réplica al que acababa de hacer Jesús Enrique Colombo.
Citó Ginés desde los medios, capote a la espalda y, doblado por el envés, la mitad de él recogido sobre su vientre y ya con el toro en jurisdicción , desplegarlo para que pasara, siempre por el pitón derecho. Lo hizo así, con ajuste y riesgo, en cuatro ocasiones, hasta que a la quinta el toro se le venció levantándole los pies del suelo, cayendo de mala manera y esquivando un par de derrotes.
Ginés Marín, tan joven, había mirado hacia atrás y (quizá sin saber el nombre de quien la inventó ni del propio lance) resucitado una suerte en desuso (algunos la remontan a la Tauromaquia fundacional de Pepe Hillo) que en alguna ocasión interpretaron toreos recientes como Víctor Puerto y Salvador Vega y, antes, una tarde en que se encerró con seis toros en Sevilla, Rafael Torres. Era la “Aragonesa” o (más poético) “Quite de la media luna”.
Rafael Torres, nacido en la Puerta Osario, de oro o de plata ( con Paquirri, Curro, Esplá…), sigue paseando su torería por las calles de Sevilla y de aquel “Quite de la media luna “ en la Maestranza aún se acuerdan quienes lo vieron.
Hoy, en Valencia, lo revivió Ginés Marín.