El pasado viernes se cumplió un año sin uno de los grandes exponentes de la tauromaquia, un referente del toreo, la cría del toro bravo y el empresariado taurino, Don Pablo Lozano. Falleció el 29 de octubre de 2020 a los 90 años de edad como consecuencia del coronavirus. El mundo del toro lloró entonces al unísono la pérdida de una de las personalidades más singulares y carismáticas que jamás han existido.
Ahora, un año después, su figura será recordada con un funeral que tendrá lugar en Madrid este jueves, día 4 de noviembre, en la parroquia del Inmaculado Corazón de María, ubicada en la calle Ferraz número 74. Dará comienzo a las 19:30 horas de la tarde.
Conocido como la Muleta de Castilla, Don Pablo Lozano tomó la alternativa el 25 de septiembre de 1951 en Barcelona, con Luis Miguel Dominguín como padrino y Manolo González y José María Martorell como testigos. El doctorado lo confirmó al año siguiente en Madrid de manos de Antonio Bienvenida y Paco Muñoz.
Junto a sus hermanos, con los que constituyó y dio forma a la Casa Lozano, tuvo una dilatada trayectoria como apoderado de figuras de primer nivel, como Palomo Linares, Curro Romero, Manuel Benítez ‘El Cordobés’, Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, César Rincón, José María Manzanares, Manuel Caballero o El Juli, entre algunos otros.
Mención aparte merece la gestión de diferentes cosos taurinos y en diferentes etapas, empezando por la plaza de toros de Madrid, que gestionaron con solvencia y garantía entre 1990 y 2004.
Y fue junto a sus hermanos el representante de la ganadería de Alcurrucén, una de las divisas más importantes del campo bravo español, junto a los hierros Lozano Hermanos y El Cortijillo.