El cárdeno que hizo quinto, de Montecristo, fue simplemente perfecto de hechuras. El paradigma del toro mexicano. Pronto se hizo presente El Juli con el capote para dejarle verónicas de mucha suavidad y una media de mano baja y vuelo largo que arrancó el olé del tendido. Se hizo el silencio cuando interpretó Julián las chicuelinas del quite, en el que se paró el de Montecristo, desluciendo el conjunto. Respondió Sergio Flores, aprovechando las dos entradas del toro al caballo, para quitar también por tafalleras de muchísimo ajuste. Pronto le embaucó la atención al toro con la muleta, dando siempre el trapo a dos dedos, acompañando el caminar gazapón y con cierta voluntad sin demasiada emoción. Por eso tuvo que emplearse el madrileño para sobar y sobar la voluntad de un toro cuyo fondo nada tuvo que ver con sus hechuras perfectas. Lo mató con brevedad y escuchó silencio.
QUINTO LA MÉXICO
El Juli sin opciones ante el aplomado quinto
martes 12 diciembre, 2017
El toro de Montecristo echó la persiana nada más comenzar la faena de muleta