De Jaral de Peñas era el tercero, el toro de José Tomás, que salió con cuajo y digna presencia. Por delantales se fue para adelante JT con el animal, que aguantó los frenazos con parsimonioso valor para rematarlo con garbo con solo una punta del capote. Pero fue por gaoneras y en el quite cuando el madrileño puso el Embudo en pie, pasándose a milímetros cada pasada. Enorme. Muy buena fue la condición del toro, que se abrió con franqueza en cada embroque. Tremendo fue el gusto en la quietud y el ajuste de José Tomás, entregado desde el brindis y comprometido con el toreo, encajado de riñones para enroscarse al animal, que no andaba muy sobrado. Verdad, ligazón, compromiso con el toreo y con su figura. Más cortito se quedaba el toro a zurdas, por donde se vio más arrebujado y hasta tuvo que tirar de recursos para solventar el trance. Atornillado a la arena, se lo pasó por delante y por detrás con una seguridad pasmosa, sin un gesto de crispación. La plaza entregada. Lamentablemente, pinchó y debió conformarse con una oreja.
TERCERO LA MÉXICO
El compromiso de José Tomás se gana la entrega del Embudo
martes 12 diciembre, 2017
El fallo a espadas dejó en oreja el premio a una gran faena