TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO
Un venezolano está reventando la temporada, la gran sorpresa de Villaseca como es el madrileño Carlos Ochoa y la despedida novilleril de Leo Valadez hacían el paseíllo esta tarde en la tercer ade la feria de Otoño de Madrid. El encierro de El Ventorrillo era materia prima ganadera para la ocasión.
Ya decidido le echó Colombo el capote a la verónica al abreplaza, un animal que sobrepasaba los 500 kilos. Andrés Nieto se encargó del tercio de varas en el que sobresalió una magistral lidia de Marco Galán, que fue mimando la condición del novillo paulatinamente para hacerse con él. Le faltaba carbón al animal en las dos primeras series de Colombo, que le propuso tandas cortas para no atosigar al astado, al que le faltaba el punto de chispa necesario para conectar. Técnico y firme el torero, se empeñó en sacar agua del pozo seco del animal logrando momentos de conexión con el tendido aislados. Un cañonazo dejó con la espada, tumbando en segundos al novillo. Ovación.
“Cafetero”, herrado en diciembre de 2013, negro listón era el segundo de la tarde, un animal que salió por pies y que entró al capote de Leo Valadez yendo larguísimo, luciéndose el mexicano ante un animal siempre a más en su humillación al menos de inicio. Manuel José Bernal se encargó del tercio de varas del astado. Le echó la cara arriba descomponiéndose su condición en el tercio de banderillas a los de plata. No terminó de romper un trasteo que comenzó con el animal dándose una voltereta que lo mermó. No fue hacia arriba la faena, con el animal sin fuerza y el respetable protestando. No anduvo fino con la espada Valadez antes de ser silenciado.
“Tornado” de nombre llevaba el tercero, un novillo de 502 kilos burraco de capa al que Carlos Ochoa recibió a la verónica. Quitó por chicuelinas Jesús Enrique Colombo al de El Ventorillo, lidiándolo Ramón Moya ante la facilidad con los palos de Raúl Ruiz. El tercero, Víctor Cañas, anduvo efectivo en el segundo par de rehiletes. Tras brindar al profesor de la escuela taurina de Madrid y su mentor, Carlos Ochoa, le corrió la mano con lucidez Ochoa en las dos primeras series. Intentó colocarse con lucidez el madrileño, y a pesar de los enganchones el joven intentó conectar arriba. Máxima pureza sin oponente de Ochoa de la que el tendido no se entera. Mató, además, de estoconazo. Palmas.
“Cominero” llevaba por nombre el cuarto, de 508 kilos, segundo del lote de Jesús Enrique Colombo, al que la variedad que le imprimió el novillero venezolano de salida lució al de El Ventorrillo. Gustavo Martos, tras irse el animal en la primera vara al caballo que guardaba la puerta, le ejecutó una segunda vara en la que salía despistado el astado y sin celo. Buscaba la huida y evitaba todo tipo de pelea el de El Ventorrillo. Banderilleó con solvencia el joven, dejando un par al quiebro de espanto. Hizo por él el de San Román en el inicio muleteril, que comenzó de rodillas Colombo, pero sin consecuencias al menos aparentes. Se repuso el novillero para proseguir por la mano diestra. Domeñando los terrenos fue el trasteo de Colombo. Se la jugó de verdad en el epílogo con una actitud de novillero importante en su despedida menor de Madrid, arrimándose por bernadinas y quedando a milímetros de los pitones. Marró con el acero en el primer encuentro, echando la cara arriba y pegando gañafones el astado en la suerte suprema. Ovación.
Fiesta quiso darle al quinto Valadez, un animal que no salió con demasiado brío pero al que le realizó el quite por zapopinas. Seriedad mostró el novillero venezolano, que le aguantó las tarascadas a un animal que soltaba la cara y que nunca tuvo verdad en su tranco. Defectuosa se le fue la espada después de una faena de poder. La espada emborronó su labor. Silencio.
“Mosquito” llevaba por nombre un sexto novillo de 492 kilos, animal castaño al que Ochoa recibió por verónicas. No intentaron desgastar al novillo en el tercio de varas de Agustín Ceballos, puesto que tenía falta de fuerza. Largo y templado le pegó capotazos Raúl Ruiz. Excelentes fueron las dos primeras series, enganchando al novillo de principio a final y alargando su viaje al máximo. Dejó un toreo largo y entregado en el final del trasteo, alargando faena. Fue ovacionado.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Tercera de la Feria de Otoño. Novillada con picadores. Tres cuartos de entrada.
Seis novillos de El Ventorrillo.
Jesús Enrique Colombo, ovación y ovación.
Leo Valadez, silencio y silencio.
Carlos Ochoa, palmas y ovación.