COLMENAR VIEJO

Un gran Bautista conquista la Puerta Grande


martes 29 agosto, 2017

El galo cortó dos orejas de un gran cuarto de Vegahermosa; una oreja le cortó Roca Rey al tercero mientras Talavante firmaba una gran faena sin espada con el segundo

El galo cortó dos orejas de un gran cuarto de Vegahermosa; una oreja le cortó Roca Rey al tercero mientras Talavante firmaba una gran faena sin espada con el segundo

TEXTO: MARCO A. HIERRO / FOTOS: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO

Juan Bautista, Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey hacían esta tarde el paseíllo en la segunda corrida de toros de la feria de Colmenar Viejo. Un encierro de Jandilla-Vegahermosa se lidiaba para la ocasión.

Al castaño primero le faltó ritmo en el capote de Juan Bautista, y fuelle para aguantar la entrega, que no sirvió para que construyese el saludo a la verónica el francés. Con la muleta fue una avispa el de Jandilla, que no sé cansó de embestir sin clase ni calidad, pero repitiendo y obedeciendo a la muleta de un Bautista al que nunca le pasó el agua de los tobillos. Pasó y pasó a diestras, rápido, porque así era la arrancada del animal. Incluso dejó muletazos de buen trazo y de gran solvencia que la estocada baja emborronó. Silencio. Dos largas cambiadas en el tercio de Juan Bautista sirvieron para saludar al cuarto y para levantar el ánimo de los tendidos, que vibraron con las verónicas mirando al público del francés. Por Roger inasistencia llevó al toro al caballo, siempre metido en el espectáculo de la lidia. Por fregolinas quitó Bautista en un alarde de compromiso y ajuste, antes de arrancarse con los palos y soplar tres pares de gran verdad. Tenía movilidad el de Vegahermosa, y lo aprovechó el galo, que fue todo suavidad para desgranar las series con la mano derecha, con golpes de efecto por detrás para que no se olvidarse la grada de que allí pasaban cosas. Lo disfrutó Bautista, que embarcó muy en corto y con seguridad, siempre encajado, siempre con el peso descargado en los riñones y los talones hundidos en la arena. Mucha verdad la de Juan, que le colocó una estocada contraria de rápido efecto para pasear las dos orejas tras aviso.

Terciado salió el segundo, que humilló, sin embargo, con clase y con recorrido en las verónicas que le propuso Talavante, rematadas con una media monumental. Casi como la que abrochó el quite posterior por chicuelinas, con el compromiso a tope. Porque disfrutó Alejandro de las embestidas enclasadas e inacabables de un gran toro de Vegahermosa. Por abajo la diestra para encelar, al infinito la zurda para bordar el toreo en series de cinco, trincherazos, el de pecho y el cambio de mano. Todo fluyendo, todo de verdad. Pero llegó la suerte suprema y los tres pinchazos que dejaron el premio en ovación. Para toro y torero. Más que falta de fuerza, que la tuvo, evidenció sosería el quinto, toro espeso en la morfología y manso en comportamiento en los primeros tercios. Tampoco terminó de entregarse en la muleta, donde repitió y repitió sin entregarse ni fijar la cara, que soltó en cada embroque para anunciar su remisión a terminar el muletazo. Faena de mano zurda, de facilidad en toques y trazos, de solvencia en todo pero de ajuste mínimo y, por tanto, mínima emoción. Pinchó, además, y escuchó una nueva ovación.

Devuelto al corral el tercero. 

Corrió turno Roca Rey y lidió el sexto, tras ser devuelto el tercero de la tarde.  Un astado que pasaba por los engaños pero sin entrega, aunque con cierta movilidad y repetición. El peruano sin mucho sometimiento lo dejó llegar a la muleta aguantando una barbaridad las dudas del toro.  Un astado que no mostraba claridad en la acometida y nunca fue fijo al engaño.  Roca a base de capacidad domeñó a su oponente que tiraba un derrote en el embroque pero al que condujo en el trazo largo.  Andrés lo sometió al natural y se pegó un sincero arrimón en las postrimerías de su firme labor. Una faena bien dosificada por parte de Roca Rey que apretó a su oponente en el momento justo para sacar de él una mayor duración en el trasteo. Estoada y oreja.  Casi seis quintales de toro le salieron a Roca Rey en último lugar para humillar le en el percal sin gran ritmo, pero con voluntad de tomar el trapo. Lleno por todas partes el de Fernando Peña, lucía musculo y hechura para embestir bien. Le costó ponerlo en ritmo a Andrés, que se empeñó en apretarlo demasiado pronto y se le fue al suelo. Cuando le perdió pasos y lo alivió un poco fue cuando llegó la ligazón, el encaje y el temple. En cercanías terminó el peruano, ya con el sitio cogido y la confianza de tener entregado al animal y al tendido. Pero se quedó esperándolo el toro al entrar a matar para tirarle el gañafón y a la segunda le dejó media estocada que le permitió descabellar y escuchar silencio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Colmenar Viejo, Madrid. Cuarta de feria. Corrida de toros.

Entrada: Tres cuartos largos de plaza.

Seis toros de Jandilla-Vegahermosa. 1º de gran movilidad, sin clase, ni humillación. 2º Enclasado , bravo y repetidor. Devuelto al corral. Excelente, de gran clase y duración. Noble, obediente y repetidor pero desrazado. Docilón, de gran nobleza y obediencia.

Juan Bautista; Silencio y dos orejas tras aviso. 

Alejandro Talavante; Ovación y ovación 

Andrés Roca Rey; Oreja y silencio.