JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
La
extraterrestre lidia de José Manuel Montoliú fue la nota positiva en la
penúltima corrida de la feria del Toro de Pamplona, una tarde en la que Antonio
Ferrera dejó lo más granado de toda la feria en un faenón sin premio al cuarto
de Cuvillo. Una oreja paseó Talavante del segundo, destacando también los
buenos capotazos de José Antonio Carretero al último ejemplar del festejo.
José María González le recetó las varas al abreplaza. Largo
fue el primer puyazo y un punto trasero el segundo, debiendo rectificar. Se
movió pero con condición meramente pasadora en el capote de Javier Valdeoro. Castaño
era el cuarto, de nombre «Galiano”, nacido en octubre de 2012, cuatreño,
con un peso de 595 kilos de peso. Buen puyazo le ejecutó Antonio Prieto,
centrado y arriba, ante el gran toreo de capa a la verónica de Ferrera.
Importantísimo Montoliú en la lidia de banderillas.
Miguel Ángel Muñoz fue el protagonista del tercio de varas
del segundo de Cuvillo a los sones de «la chica yeyé” y «El rey” de
los tendidos. Con el toro colocando la cara en el capote de Talavante acercó el
extremeño el astado al caballo de Muñoz, durmiéndose el de El Grullo en el peto
y sacándolo Juan José Trujillo para evitar que mermase su condición. Buena fue
la medida que Muñoz le dio en la segunda vara. Valentín Luján entró por delante
en banderillas, intentando fijar la atención del toro Trujillo por la lidia. Efectivo
anduvo Julio López, tercero de la cuadrilla de Talavante. Manuel Cid le ejecutó
un primer puyazo al quinto en el que el toro se arrancó de lejos pronto. Marró
en el primer par Juan José Trujillo, clavando Julio López ante la lidia de
Valentín Luján.
«Rosito”, número 122, era el tercero de la tarde, con
un peso de 525 kilos, abriendo mucho la cara. Trasera fue la primera vara de
Agustín Navarro mientras Guillermo Marín guardaba la puerta. Se lo dejó
crudísimo el oliventino. Jesús Díez «FIni” se encargó de una lidia en la
que se distrajo el toro en los llamados antes del primer encuentro con José
Antonio Carretero, que entró por delante. Protestó el sexto en el peto del caballo que
montaba Guillermo Marín en el sexto, que dejó una primera vara que se le fue
desprendida. Salía suelto del capote de José Antonio Carretero el animal,
torero que le imprimió máximo temple en su quehacer con la seda.