ARTÍCULO

El superdon de Roca Rey para sobreponerse psicológicamente a las cornadas


miércoles 12 julio, 2017

Sigue en el sitio. Nadie lo quita de las cercanías que son las que dan los millones. Supo ayer Andrés reponerse psicológicamente de lo que Badajoz le dejó sin ningún tipo de rencor.

Sigue en el sitio. Nadie lo quita de las cercanías que son las que dan los millones. Supo ayer Andrés reponerse psicológicamente de lo que Badajoz le dejó sin ningún tipo de rencor.

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

Roca Rey tiene un superdon psicológico para sobreponerse a
las cornadas. Lo demostró en la tarde de ayer en la plaza de toros de Pamplona.
En ese cierraplaza, supo Andrés reponerse psicológicamente de lo que Badajoz le
dejó para ponerse en el sitio sin ningún tipo de rencor emocional. Nadie lo quita de las cercanías que son las que dan los millones.

Andrés se labró la gloria pero el mal surco del hule vino a
visitarle la tarde en la que reaparecía desde Badajoz. Mejor su proposición que
su toreo en la oreja y oreja que le permitió su sino premeditado de triunfar:
porque le cogió bien el ritmo al tercero cuando lo enganchó delante, cuando le
permitió ponerse en el sitio y cuando la seguridad hizo lo demás para llegar
arriba.

A pesar del tabacazo en el escroto de hace un año al mismo
lugar se fue a tablas a iniciar trasteo, a labrar una faena de oreja por mérito
a la exposición, por gloria a la proposición kamikaze de un torero que reta a
la locura para conseguir la meta cuerda de mandar en el toreo. Esa fue la
labranza de un Andrés que paseó premio del tercero recurriendo al encimismo, a
unas distancias cortas en las que el diablo predica la homilía terrorífica que
vino a visitarle en el sexto.

Aunque arrojo sin toreo fundamental, se ganó otro premio
aparte del que ya cortó del tercero de la tarde imponiendo su poderío sin que
la falta de actividad le hiciese mella, sin que el embroque embrutecido del de
Jandilla lo descubriese a milímetros de su taleguilla. Y labró de nuevo sin
lírica su propuesta en este negocio cruel de la tauromaquia: aquí cobra no
porque cobre, sino porque se arrima.