SANTIAGO ROMÁN /FOTOGALERÍA: ALFONSO PLANO
Con una entrada de poco
menos de media plaza se ha celebrado la
segunda de las ferias de San Juan en Badajoz. Al reclamo de un cartel compuesto
por toreros de los denominados «artistas” ante astados de la ganadería de
Francisco de Borja Domecq con los dos hierros de Jandilla y Vegahermosa.
Seguramente todavía muchos
aficionados se estarán preguntando ¿a qué ha venido Morante hoy a Badajoz?
Porque a torear desde luego que no. Andando salió el primero tras tomarse un
más que respetable tiempo. Ya la embestida en el capote dejaba verse que no era
de las que gustan a Morante. Larga fue la puya que recibió, sin querer ser
evitado por ninguno, en toriles para recibir otra por el titular. Un buen susto
se llevó Carretero al arrancársele el de Vegahermosa como una flecha. Hubo
muchos apuros durante el tercio de banderillas. El toro se las traía, salía
suelto, con la cabeza arriba ante el que Morante se limitó a unas probaturas,
un poco de trasteo y a matar, siendo pitada su decisión. Pinchazo y media con
trabajo para finiquitarlo y escuchando silencio como premio. El toro fue pitado
al arrastre. El que hacía cuarto se mostró bruto en el capote. No quiso verlo
Morante de ninguna de las maneras, es más, en los solos cuatro pases que le dio
le dejaba la muleta de tal forma que prácticamente obligaba a que derrotara el
toro. De ahí hasta el arrastre del toro una bronca de las que hacen época. Es
lo que hay con este torero, o lo tomas o lo dejas, le quieres o le odias y hoy
ha tocado odiar.
Talavante salió con ganas
para recibir al segundo de la tarde, instrumentando, a pies juntos, unas
ceñidas verónicas, con dos chicuelinas, otras tantas medias y la larga de
remate. Después de un intento fallido de realizar el quite por saltilleras lo
logró en segunda instancia. Saludaron Juan José Trujillo y Julio López. Una vez
brindó al público comenzó con estatuarios en los mismos medios y con un
cambiado por la espalda. Gusto y suavidad en la serie de derechazos. Quiso
probar al natural pero la protesta del toro no permitió seguir en esa línea. No
obstante, conocedor el pacense de su prodigiosa mano izquierda, lo intentó de
nuevo, tras otra lograda serie por el pitón derecho, sin la profundidad y
transmisión necesaria. Por el derecho lo entendió bastante bien, aprovechando
la nobleza y prontitud que caracterizaba la embestida por ese pitón. Muy torera
la faena que de no haber sido por la espada bien hubiera paseado algún
apéndice, quedando en una ovación y saludando desde el tercio. El que hacía
quinto tenía embestida de manso en el capote de Talavante. Su tiempo estuvo en
el peto del caballo. De inmediato muleta con la zurda pero el toro no cambió
nada desde su salida, no dejando estar a Talavante que lo probó por ambos
pitones. No se sacó faena, bueno, no se pudo. Mal con la espada y oyó aplausos
más que nada por el esfuerzo realizado. En conjunto estuvo muy por encima de su
lote.
El triunfador del pasado
San Isidro venteño sigue en racha. El saludo capotero con el compás abierto y
llevándoselo para afuera al tercero del festejo fue ovacionado por el
respetable. Cuidado fue en el caballo con un quite posterior que resultó todo
un popurrí de pases. El Fini fue obligado a saludar tras parear. El inicio
muleteril se desarrolló rodillas en tierra. El astado muy a menos tras las dos
primeras tandas, para posteriormente quedarse corto y andando hacia los toques
de muleta. No dijo absolutamente nada el comportamiento del animal. El final
por bernardinas y con una espada algo caída y tendida paseó los dos apéndices
por el coso de Pardaleras. Aplausos al toro. El que hizo de sexto se devolvió
por cojera y caídas varias. Con el sobrero del mismo hierro no pudo lucirse
Ginés Marín como hubiese sido su deseo manejando el capote. Efectuó un quite al
que ya a esas alturas manifestaba cada vez menos fuerzas. En banderillas el
burel al trote cochinero y cortando a los rehileteros. Gesto el de Ginés al
brindar a los más del centenar de chiquillos que copaban el palco infantil. Lo
fue toreando evitando la echada del astado y sacando pases donde no había. Poco
a poco el de Jandilla sacó la mayor clase de la tarde, no poseía fuerza pero sí
fijeza y humillación. Le sacó el torero todo lo que tenía en una lidia muy del
agrado del respetable pero no siempre de la manera más ortodoxa. Epílogo con la
rodilla genuflexa y desplante. Lo pasaportó de una casi entera que fue
escupiendo pero a la postre suficiente. Cortó otra oreja con una fuerte
petición de la segunda, estando aquí bien el presidente. El toro fue aplaudido
al arrastre.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Badajoz. Segunda de la feria de San Juan. Corrida
de toros.
Seis toros de Jandilla.
Morante de la Puebla, silencio y fuertes pitos.
Alejandro Talavante, ovación y palmas.
Ginés Marín, dos orejas y oreja.