JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO /
FOTOGALERÍA: SARA DE LA FUENTE
El extremeño Ginés Marín entraba este sábado en la Corrida
de la Cultura como triunfador de San Isidro después de desorejar el pasado 25
de mayo un extraordinario toro de Alcurrucén en este ruedo. Morante de la
Puebla y Cayetano lo acompañaban en el cartel.
Silencio escuchó Morante de la Puebla frente al primero, un
toro noble pero muy venido a menos. Duro fue el castigo de Aurelio Cruz al
primero de la tarde, que tuvo cierto empleo en el caballo pero el ataque de
kilos le hizo no dar juego y no sangró hasta la pezuña, como sí sucedió en la
segunda vara. Lo que fue increíble fue el arte de bregar toros de José Antonio
Carretero, no era nada fácil lidiar al atolondrado animal. Tuvo la virtud Lili
de no pasar en falso y dejar los pares, haciéndolo con aseo y facilidad Sánchez
Araujo. El diestro sevillano dejó momentos sueltos con la diestra, yendo pronto
a por la espada y matando de estocada casi entera antes de recibir el silencio
de la primera plaza del mundo. Vuelta.
Ovacionado resultó Cayetano Rivera frente al segundo en
Madrid, un toro que tuvo por momentos casta y mucha movilidad en los trastos
del torero de dinastía y que cayó bien al público, que lo ovacionó en su
arrastre. Iván García fue un auténtico espectáculo en el segundo: corriéndolo
hacia atrás, llenando de espectacularidad su lidia y llevándolo por el lado
correcto. Dos grandísimos pares de Joselito Rus, asomándose muy bien al balcón.
No fue tan bueno el puyazo de Luis Miguel Leiro, que le dio un puyazo
paletillero en primer lugar y se agarró bien en el segundo. Con más raza que
poso, característica de su personalidad torera, lo muleteó por ambas manos
Rivera, llegando arriba sobre la mano diestra especialmente en compases de
entrega ante las virtudes del animal. Mató de estocada y fue ovacionado.
Las dos orejas se le esfumaron a Ginés Marín como arena
entre los dedos después de pinchar un faenón al bravo tercero de Núñez del
Cuvillo, un toro que entendió a la perfección el torero extremeño por ambas
manos. Cumplió el toro en varas y no fue nada fácil en banderillas, pero
emocionante fue el inicio de faena de Marín, llevándolo largo y embaucado en
los trastos ante un toro que repetía por abajo y quería comerse los chismes.
Ritmo y buen son tenía el bravo animal de Cuvillo, en un trasteo de máxima
enjundia y, sobre todo, estructura. Pero lo peor fue la espada: pinchó las dos
orejas. Guillermo Marín tuvo la virtud de agarrarse muy bien en el primer
puyazo. Después, en la brega, supo caminarle hacia atrás Antonio Manuel Punta
al toro, mantenerlo y sobresalieron dos grandes pares de Jesús Díez «Fini”.
No quiso ni ver Morante al cuarto, un toro noble pero sin clase al que
el sevillano dejó su impronta solamente con el capote. No quiso ni verlo en la
muleta. Antes, Cristóbal Cruz «Aurelín” cumplió con la papeleta. El toro se
quedaba suelto de todo, algo que sufrió Lili en la brega y José Antonio
Carretero dejó dos pares de banderillas con aseo igual que el algecireño
Sánchez Araujo.
Cayetano fue ovacionado tras petición frente al quinto de la tarde, un
toro noble pero del que tuvo que tirar hacia adelante Rivera en todo momento.
El torero de dinastía comenzó faena de rodillas para hilvanar con tandas que
llegaron al tendido. Se mantuvo el de Cuvillo ante la exigencia de Cayetano,
que mató de estocada y un golpe de verduguillo. De otro planeta mostró ser Iván
García también, en el que logró poner la plaza en pie en dos pares en los que
esperó muchísimo al de Núñez del Cuvillo. Tremendo fue el par de Alberto Zayas,
que también esperó mucho a un animal que no regalaba nada y la torería tremenda
capote en mano de Joselito Rus.
El sexto no propició el redondeo de triunfo de Marín, un toro que
soltaba la cara y protestaba e incluso hizo ademán de irse a tablas cuando el
extremeño le planteó el toreo a zurdas. Supo improvisar Marín ante el de
Cuvillo, cerrando labor por bernadinas y matando de estocada, fallando con el
verduguillo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de toros de la
Cultura. Lleno de no hay billetes.
Seis toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de presencia y tipo. Atacado de kilos el anodino y noble primero; hermoso de hechuras el humillador, codicioso y bravo segundo, aplaudido; con transmisión, humillación y clase el extraordinario salinero tercero, ovacionado; repetidor y noble el esmirriado cuarto; aborregado e insulso el mansurrón quinto; manso y descompuesto el repetidor sexto.
Morante de la Puebla, silencio y pitos.
Cayetano, ovación y ovación.
Ginés Marín, vuelta y silencio.