REDACCIÓN
El primero de la tarde ha
sido imposible. Un toro acobardado que echó el freno y la cabeza la utilizaba
para tirar hachazos. Me he puesto en el sitio y todo el mundo ha visto que era imposible.
He querido matarlo bien pero se fue la mano porque el toro estaba cruzado y
aculado en tablas.
El cuarto, ha sido muy informal
y mansito. He tenido paciencia y he querido apostar y quitarle las querencias.
Se ha puesto muy difícil y me ha querido coger varias veces. Lo he empujado y
le he tragado sobre todo por el pitón derecho. Me voy con la conciencia tranquila
y hay tardes que no son para uno. A la de Miura que será el domingo le tengo
mucha fe y por mi parte no ha a quedar”.