PACO MARCH
Cuando ya creíamos haberlo visto y oído todo, cuando el
desprecio por acción u omisión es el comportamiento habitual de la casa, ahora
Balañá riza el rizo y el insulto resulta insoportable. Y denunciable.
Conocida la (no) respuesta del dueño de la Monumental de
Barcelona al largo tiempo esperado fallo del Tribunal Constitucional que abría
la puerta al regreso de los toros en Cataluña, ese cínico «de momento,
no», que no mereció por parte del taurinismo oficial otra reacción que la
de la comprensión y la excusa de que siendo un negocio de titularidad privada
es a ella ( los Balañá, o sea) a quien
corresponde actuar según le convenga, lo
que pase después ya parece no importar. Pues sí, importa y mucho.
Si hace poco más de un mes en la Monumental se dio un fin de
semana de luchas medievales que resultó un fiasco memorable ahora se anuncian
tres días de «música, arte, gastronomía, espectáculo», bajo el nombre
de Gran Corrida Cultural y en un cartel de claras reminiscencia taurinas y
folklóricas, manola incluida.
La desfachatez, el recochineo de Balañá le retrata y, de
paso, retrata también a un taurinismo cómplice con quienes han sido capaces de
traicionar su propia memoria, el origen de su imperio (como recordaba Salvador
Boix; «levantado con la sangre de los toreros derramada en sus plazas).
Gran Corrida Cultural proclama la cartelería para
vergonzante y vergonzosamente distanciarse de la corrida de toros, cultura por
sí misma y también por sus derivadas. Coincide, además en el calendario con la
que la nueva empresa de Madrid ha dado en llamar Corrida de la Cultura, a
celebrar en Las Ventas.
A Balañá, el
taurinismo oficial le ha bailado el agua, nada extraño, por supuesto, dada su
condición gremial.
Al taurinismo oficial, el de ¡viva la Fiesta Nacional!,
¡viva España! ‘¡viva el Rey! (el que ya no reina, que al de verdad se la trae
al pairo): a ese , que no haya toros en
Cataluña tanto le da, como si esa desconexión que se anuncia ya hubiera llegado
hace tiempo.
Qué asco todo, la verdad.