Juan del Val es un hombre sin complejos. El escritor, uno de los grandes personajes del momento por sus constantes apariciones en medios de comunicación, es un gran aficionado a los toros que no se esconde ni se pone de perfil. Lo demuestra cada vez que tiene ocasión, y la última vez fue en la presentación de carteles de la Feria taurina de Valdemorillo, que tuvo lugar el pasado viernes en Madrid. Y es que a Juan del Val se le conoce por ser guionista y tertuliano de diversos programas, así como novelista de éxito, pero pocos recuerdan o saben de su nacimiento profesional fue en la crítica taurina.
El pasado mes de mayo tuvo lugar en la Fundación Cajasol de Sevilla un mano a mano entre el propio Juan del Val y uno de los toreros con mayor predicamento por parte del aficionado: Juan Ortega. Un mano a mano que recibió el titulo de ‘El toro y la televisión’ y que fue un encuentro que, sin duda, superó las fronteras del propio coloquio en sí mismo. Ambos diseccionaron el toreo de una forma tan rotunda que el acto se pasó en un suspiro.
Juan del Val reconoció ser un ferviente admirador del toreo de Ortega Desde que lo vio un Domingo de Resurrección en Las Ventas junto a Pablo Aguado: «Me atrajeron sus formas, su toreo dentro y fuera de la cara del toro. Lo vi diferente al resto pese a no triunfar con su lote». Quiso también hablar sobre el trasfondo que tiene la tauromaquia, algo único y sin parangón, algo que no está al alcance de los que no son toreros: «Siempre habrá una desigualdad absoluta entre aquello que hace un torero y lo que hacemos los demás. No es lo mismo ser natural ante una cámara de televisión que ante un toro de 500 kilos con la mano izquierda. Es una profesión a la que uno no se puede comparar», destacó Juan del Val.
Juan del Val, sobre Juan Ortega: «Transmite la sensación de que siempre puede pasar algo»
Existe entre ambos una admiración mutua, una conexión especial. «Juan transmite fragilidad, la sensación de que siempre puede pasar algo y eso surge muy puro y me arrebata; ese punto de fragilidad le faltaba hace tiempo a los toreros y transmite mucho», añadió el famoso escritor invocando a la Niña de los Peines al afirmar que «el arte surge cuando se terminan las facultades«.
Encontrar a personas ajenas al mundo del toro que les guste este arte no es complicado, es más, hay muchos más aficionado de lo que la gente se cree. Pero lo que sí es difícil es hallar aficionados de verdad dispuestos a hacerse kilómetros para seguir a ese torero que le encandila y, además, no tener miedo a profesar su pasión en cualquier ambiente. Y eso pasa con Juan del Val, un hombre que goza actualmente del reconocimiento social y que pese a la corriente antitaurina que impera en los medios de comunicación no le duelen prendas en decir que es aficionado a los toros. Es confeso admirador de Ortega y de su toreo, pero también de su persona.