Los toros bravos son unos de los animales más misteriosos que existen por los secretos que entraña su cría y por los comportamientos que tiene. Los que mejor los conocen son los que conviven día a día con él, los ganaderos de lidia, y por ello desde Cultoro nos acercamos a ellos cada semana para saber los detalles de sus rutinas y darlos a conocer al aficionado. En este caso reparamos en una pregunta que muchos amantes del toro bravo se han hecho alguna vez: ¿Puede este animal predecir el tiempo? La respuesta es que sí, y dos veterinarios que trabajan en explotaciones ganaderas de lidia, Macarena Gallego y Julio Fernández, nos explican al detalle cómo lo hacen.
Macarena Gallego: «Con la luna llena, los toros bravos cambian su carácter»
Macarena Gallego, veterinaria de profesión y ganadera de los hierros de Javier Gallego y Toros del Ojailén -que pastan en las cercanías de la localidad ciudadrealeña de Brazatortas– explica a esta redacción que «el toro nota mucho el cambio de tiempo, cuando prevé lluvia o cambia el viento, está más revoltoso. En casa tenemos dos encastes, el de Veragua, que es más arisco y en el que las peleas son más duras, y el Domecq, que son animales que no son tan altivos». Y profundizaba en cómo se comportan los toros bravos cuando va a cambiar el tiempo: «Con la luna llena también su carácter cambia. Sin ir más lejos esta mañana -por el pasado martes-, a primera hora, se han peleado los toros y a uno de ellos le han dado fuerte. Debido a ello hay que estar muy atentos en las próximas horas, pasearlos para que se calmen, si no pueden volver las peleas», expone la ganadera.
Le preguntamos si es posible adelantarse a las peleas producidas en muchos casos por estos cambios de tiempo: «Adelantarse es complicado. Cierto es que los ves ya barruntando pelea, echándose tierra a los lomos y encarándose. Por todo ello hay que andar rápido y separarlos. Pero esto no siempre pasa a la luz del día, por la noche las peleas son imposibles de solventar, y claro a la mañana siguiente te encuentras con una sorpresa desagradable».
Julio Fernández: «Cada vez que cambia el tiempo, el ganadero se echa a temblar»
Por su parte Julio Fernández, veterinario con una amplia trayectoria en la investigación del toro de lidia, es otra de las personas expertas en la materia a la que este medio ha consultado: «El toro es un animal muy sensible, fíjate que prevé los cambios de presión días antes de que nos pasen, debido a que es un animal poco sociable y con jerarquías poco estables, lo que le hace emprender una lucha por la dominancia. Su instinto salvaje provoca todo esto, y debido a ello hay que tener sumo cuidado cuando vemos que empiezan a originarse peleas. Separarlos es muy complicado, por ello cada vez que cambia el tiempo el ganadero se echa a temblar».
Macarena Gallego también nos habló de que en días de luna llena o en el que sopla el viento os animales lo acusan: «Totalmente, cuando sopla el levante, por poner un ejemplo, los toros se vuelven ariscos, les cambia el humor, su carácter se vuelve más agrio, por lo que es fundamental andar con ellos y calmarlos. La voz del mayoral hace mucho. Ellos le conocen por su olor, por el tono de su voz, y eso sin duda ayuda para que no se alteren».
Un tema bastante curioso es ver cómo los animales le dan la espalda al viento: «El toro no es tonto, lo que hace con eso es ponerse de espaldas al viento, ya que como a nosotros, nos molesta que el agua nos de de frente. Busca una mayor comodidad para pasar los días de viento y agua. En fincas con grandes extensiones de arboleda es usual verlos junto a ellas, en espacios abiertos se encuentran más incómodos», acaba explicando Fernández.
